Un reconocimiento a las mujeres de ciencia que han estado en la primera línea de la pandemia

24 de febrero de 2022

Bogotá, febrero de 2022. El 11 de febrero se conmemoró en el mundo el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un día que nos invita a reflexionar sobre la importancia de fortalecer la ciencia y la tecnología como motores que aporten al crecimiento y desarrollo económico. Desde esta perspectiva, se han propuesto dos caminos: por un lado, la inversión en infraestructura e iniciativas de investigación científica y, por el otro, el aumento del capital humano en I+D a través de la inclusión del sector femenino.

Sin embargo, si nos detenemos en este último punto, al que le agregaría la diversidad, la brecha de genero digital sigue siendo muy amplia tanto en Colombia como en el mundo y, en el caso de las mujeres que han logrado ser líderes en avances científicos, algunas veces son invisibilizadas por distintos factores culturales. Como resultado, según el informe de la UNESCO “Descifrar las claves: la educación de las mujeres y las niñas en materia de STEM”, en el mundo sólo el 35 % estudia programas académicos relacionados con Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM por sus siglas en ingles)[i] y, en Colombia, menos del 2 %.[ii] Además, de acuerdo con la ONU, si continuamos al ritmo en el que vamos, necesitaríamos cerca de 79 años para cerrar la brecha digital de género en este tipo de carreras.[iii]

A este contexto se le suma el llamado “efecto Matilda”, concepto acuñado por la historiadora científica Margaret W. Rossiter, el cual supone que por años ha existido un patrón de suprimir la contribución de las mujeres en el desarrollo de descubrimientos científicos. Esto se ha presentado, según la investigadora, como consecuencia de que sus esposos o colegas masculinos toman crédito de sus trabajos y, por lo tanto, no son reconocidas ni nombradas en los altos círculos académicos.[iv]

Algunos ejemplos que se han popularizado son los de Rosalind Franklin (1920-1958), quien cooperó en el descubrimiento de la estructura del ADN, pero sus investigaciones fueron reconocidas muchos años después de su partida[v]; y, Nettie Stevens (1866-1912), científica que aportó al hallazgo del sistema XY de determinación del sexo, pero que al igual que Franklin, su reputación no se hizo importante sino sólo hasta finales del Siglo XX.[vi]

Ante esta situación, un componente que es estratégico porque permite no solo reducir las brechas de género en el sector de la ciencia y la tecnología, sino también eliminar el efecto Matilda, es el de reconocer y visibilizar a las mujeres de ciencia para que cada vez más niñas y adolescentes se motiven a ingresar a carreras STEM. Por lo tanto, en este espacio quiero destacar el papel que han desempeñado muchas mujeres valientes desde la primera línea de respuesta al COVID-19.

En esta medida, las doctoras y enfermeras, quienes representan a nivel global y en Colombia el 70 %[vii] y 79 %[viii], respectivamente, de los trabajadores en el sector salud y del cuidado, deben ser reconocidas, porque han sido fundamentales para afrontar desde los hospitales y hogares los estragos que ha traído el virus. Merecen toda nuestra gratitud, pues su labor ha contribuido a que la fecha, se hayan aplicado en el país más de 70 millones de vacunas contra COVID-19.[ix]

Adicionalmente, desde otra orilla, las investigadoras científicas han sido una parte fundamental para atender las consecuencias de la crisis sanitaria y, por esto, deben ser igualmente valoradas y visibilizadas por todos. Ellas, desde las ciencias de la salud y la ingeniería, han ejercido un papel decisivo a la hora de conseguir importantes avances en el conocimiento del virus, el desarrollo de técnicas para las pruebas de COVID-19 y los tratamientos médicos para combatir la enfermedad.

Así mismo, otras personas que han contribuido enormemente a reducir el impacto de la crisis sanitaria han sido todas las mujeres de ciencia que, en un trabajo colaborativo con los hombres, han creado las vacunas contra el virus SARS- CoV2. En el caso de Pfizer, por ejemplo, de los 79.000 colegas que pertenecemos a la compañía a nivel global, un gran porcentaje han sido mujeres brillantes que, con dedicación, sacrificio e interminables horas de trabajo, lograron hacer posible lo imposible. Por medio de lo que se denominó el “Proyecto Velocidad de la Luz”, en nueve meses se obtuvo una vacuna eficaz y eficiente que rompió el récord de cuatro años que existía desde la década de 1960.

En este proceso, Colombia ha sido uno de los muchos territorios que se han beneficiado del esfuerzo constante de nuestras colegas femeninas. Así que, quiero hacer un reconocimiento a todo el equipo de mujeres que han trabajado desde las distintas áreas de la compañía por hacer posible que el país haya recibido millones de vacunas de Pfizer/BioNTech, que han aportado a que el Plan Nacional de Vacunación continúe su rumbo.

La historia nos ha demostrado que las mujeres han hecho contribuciones notables en el ámbito de la ciencia, descubriendo medicamentos que pueden salvar vidas y siendo artífices de invenciones únicas[x]. Por eso, estoy segura de que su voz no debe silenciarse, sino que, por el contrario, es nuestra responsabilidad visibilizar y apoyar más el potencial científico femenino, tanto desde el sector privado como en el público.

Finalmente, debemos brindar las herramientas para que más niñas y adolescentes se motiven a ser científicas. El potencial de la mujer no tiene límites y la historia lo ha demostrado. En Colombia y en Latinoamérica contamos con profesionales destacadas y seguramente con nuevas generaciones que pueden cumplir muchos roles de impacto en sus familias, empresas, comunidad y la sociedad.

Por: Ana Dolores Román, gerente general de Pfizer para Colombia y Venezuela