Alcaldes, a hacer turismo


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En esta última temporada tuvimos la afortunada coincidencia de que comenzó el periodo para las nuevas autoridades regionales, lo cual constituye una oportunidad para establecer una planeación a largo plazo, desarrollar un turismo sostenible que logre el equilibrio entre lo social, lo económico y lo ambiental.
 Por: María Claudia Lacouture, directora ejecutiva de AmCham Colombia

Como de costumbre, las vacaciones familiares de diciembre la pasamos en Santa Marta y es importante reconocer la gran fortuna que hemos tenido en los últimos años con el crecimiento de turistas nacionales e internacionales, aunque a la vez es muy frustrante constatar las condiciones de hacinamiento en las playas, aglomeraciones en las calles, de anarquía, suciedad y abuso.

En esta última temporada tuvimos la afortunada coincidencia de que comenzó el periodo para las nuevas autoridades regionales, lo cual constituye una oportunidad para establecer una planeación a largo plazo, desarrollar un turismo sostenible que logre el equilibrio entre lo social, lo económico y lo ambiental.

Pero no se percibe desde las regiones interés en darle la prioridad a lo que el Gobierno Nacional ha llamado el nuevo petróleo; y eso solo será posible si trabajamos todos en el mismo sentido. Importante es que se comience con la planificación local, en coordinación nacional y, paralelo a ello, con un programa de divulgación para que los nuevos dirigentes regionales conozcan las normas y regulaciones, sus obligaciones y responsabilidades y tomen conciencia de lo fundamental que es hacer que los operadores y los turistas cumplan la ley.

Esta necesidad es urgente, ya que de la misma manera en que se incrementan los flujos empeoran los problemas por la sobrecarga, la falta de control de precios, la inseguridad, la informalidad, la ilegalidad, el caos vial, el manejo inadecuado de basuras y demás problemas del turismo sin control.

Y es que, además de fuente de riqueza y generación de empleo, el turismo estimula el consumo de productos colombianos, impulsa y cataliza los procesos urbanos a beneficio de los lugareños, distribuye la riqueza en los destinos emergentes y es una alternativa para las regiones más vulnerables.

Las proyecciones para 2020 indican que el consumo interno seguirá en aumento y la demanda internacional continuará creciendo, favorecida por la devaluación del peso y gracias a la inercia que ha producido el “voz a voz” y a una percepción favorable de Colombia en el exterior. Como se diría coloquialmente, los astros están alineados y tenemos la oportunidad más que servida para definir ya el tipo de turismo que queremos para los años venideros.

Los territorios deben proyectar una planeación a 20 años y propiciar las alianzas público-privadas. Es momento de que cada alcalde y cada gobernador de prioridad al turismo para producir economía y hacerlo con equidad y sostenibilidad.

Con alguna frecuencia me preguntan “¿si usted fue ministra de ese sector por qué no solucionó los problemas?”. Todos los ministros hacemos un gran esfuerzo en este sector y personalmente fui muy insistente con las reglamentaciones, en promulgar las normas que se requerían, en desarrollar brigadas por la formalización, en remitir a la Procuraduría los casos de incumplimiento, e hicimos campañas, en fin, soy la primera en defender el trabajo del Gobierno, aunque la responsabilidad primaria establecida por la ley recae en las alcaldías, es la instancia que controla y sanciona.

Desde siempre he pensado que el turismo necesita de una cartera que centralice, coordine y organice y de esa manera hacer más robusto el control y el desarrollo de un turismo sostenible. Estamos a tiempo de darle el puesto que se merece al turismo y sea, como esperamos, el nuevo petróleo.

Publicado en La República, disponible aquí

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