Colombia debe dar un paso adelante, estar muy atenta para buscar oportunidades e insistir en una integración regional, pero sobre todo no dejar pasar el momento porque si algo sabemos es que, si se aprovechan bien las oportunidades tendremos notables resultados.
Por: Maria Claudia Lacouture, Directora Ejecutiva de AmCham Colombia
Bogotá, 14 de junio del 2022 (AmCham Colombia)– Como resultado de la Cumbre de las Américas celebrada la semana pasada en California surgió la propuesta estadounidense de conformar una Asociación para la Prosperidad Económica que, de acogerse con determinación, podría tener un notable impacto en los próximos años en aspectos de economía, salud, crisis climática, inseguridad alimentaria y migración.
Pero para que los desafíos planteados lleguen a puerto seguro precisamos primero un cambio sustancial en el esquema de integración regional porque las naciones tienen intereses distintos y pensamientos diferentes que dificultan el diálogo y la toma de decisiones.
Colombia debe dar un paso adelante, estar muy atenta para buscar oportunidades e insistir en una integración regional, pero sobre todo no dejar pasar el momento porque si algo sabemos es que, si se aprovechan bien las oportunidades tendremos notables resultados.
Así sucedió con la Alianza para el Progreso de los años sesenta que nos facilitó estructurar una dimensión de Estado que no teníamos, y el Plan Colombia, que nos devolvió la seguridad, gracias a la cual hoy estamos más dedicados a buscar el crecimiento económico que a cuestiones de seguridad.
También debemos propiciar estrategias y rescatar lo que fue una de las propuestas regionales más audaces de la región como fue la Alianza del Pacífico, que cumple una década como mecanismo eficiente de integración, aunque ha perdido dinamismo en los últimos años. Colombia ha sido el mayor receptor de asistencia económica de Estados Unidos a los países del hemisferio occidental en el último siglo: solo entre 1946 y 2021 recibió casi US$30.000 millones, seguido de lejos por Brasil con algo más de US$20.000 millones.
En la década de los 90 y comienzos de este siglo esa ayuda se enfocó en la lucha antinarcóticos, pero en los últimos años se ha diversificado y cada vez se priorizan los asuntos de desarrollo rural, agrícolas, de salud e incluso en pro de la defensa de los derechos humanos.
Ahora mismo hacen trámite en el Congreso de Estados Unidos dos proyectos de ley con financiación para las empresas que necesiten mejorar su productividad e insertarse en las cadenas de valor, además de atraer inversión y recolocar aquí compañías estadounidenses que buscan proximidad y seguridad jurídica en su propio continente. Estas reflexiones son importantes para contextualizar la propuesta que ha hecho el presidente Joe Biden para el desarrollo de América Latina, en un momento en el que hay mucha expectativa en la región por cambios sustanciales y visibles. Biden invitó a un compromiso mutuo para abordar los desafíos regionales y a preguntarse qué podemos lograr al trabajar juntos, ser más audaces, más ambiciosos, con mensajes claros cuando se refirió a las responsabilidades compartidas en cuanto a la lucha contra la pobreza, agudizada por la pandemia y causa principal de la migración. Dijo que espera que los países crezcan, generen empleo y que nuestros conciudadanos prosperen para detener la migración.
Los colombianos debemos actuar ya, de manera independiente y con aliados, pero con propuestas muy concretas respecto a los temas puestos sobre la mesa por Estados Unidos. Hablamos mucho de los desafíos y nos olvidamos de las oportunidades en momentos en que podemos hacernos más fuertes que antes de la pandemia si unimos esfuerzos y nos concentramos en acciones viables y ejecutables.
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América necesita cambio de rumbo
Colombia debe dar un paso adelante, estar muy atenta para buscar oportunidades e insistir en una integración regional, pero sobre todo no dejar pasar el momento porque si algo sabemos es que, si se aprovechan bien las oportunidades tendremos notables resultados.
Por: Maria Claudia Lacouture, Directora Ejecutiva de AmCham Colombia
Bogotá, 14 de junio del 2022 (AmCham Colombia)– Como resultado de la Cumbre de las Américas celebrada la semana pasada en California surgió la propuesta estadounidense de conformar una Asociación para la Prosperidad Económica que, de acogerse con determinación, podría tener un notable impacto en los próximos años en aspectos de economía, salud, crisis climática, inseguridad alimentaria y migración.
Pero para que los desafíos planteados lleguen a puerto seguro precisamos primero un cambio sustancial en el esquema de integración regional porque las naciones tienen intereses distintos y pensamientos diferentes que dificultan el diálogo y la toma de decisiones.
Colombia debe dar un paso adelante, estar muy atenta para buscar oportunidades e insistir en una integración regional, pero sobre todo no dejar pasar el momento porque si algo sabemos es que, si se aprovechan bien las oportunidades tendremos notables resultados.
Así sucedió con la Alianza para el Progreso de los años sesenta que nos facilitó estructurar una dimensión de Estado que no teníamos, y el Plan Colombia, que nos devolvió la seguridad, gracias a la cual hoy estamos más dedicados a buscar el crecimiento económico que a cuestiones de seguridad.
También debemos propiciar estrategias y rescatar lo que fue una de las propuestas regionales más audaces de la región como fue la Alianza del Pacífico, que cumple una década como mecanismo eficiente de integración, aunque ha perdido dinamismo en los últimos años. Colombia ha sido el mayor receptor de asistencia económica de Estados Unidos a los países del hemisferio occidental en el último siglo: solo entre 1946 y 2021 recibió casi US$30.000 millones, seguido de lejos por Brasil con algo más de US$20.000 millones.
En la década de los 90 y comienzos de este siglo esa ayuda se enfocó en la lucha antinarcóticos, pero en los últimos años se ha diversificado y cada vez se priorizan los asuntos de desarrollo rural, agrícolas, de salud e incluso en pro de la defensa de los derechos humanos.
Ahora mismo hacen trámite en el Congreso de Estados Unidos dos proyectos de ley con financiación para las empresas que necesiten mejorar su productividad e insertarse en las cadenas de valor, además de atraer inversión y recolocar aquí compañías estadounidenses que buscan proximidad y seguridad jurídica en su propio continente. Estas reflexiones son importantes para contextualizar la propuesta que ha hecho el presidente Joe Biden para el desarrollo de América Latina, en un momento en el que hay mucha expectativa en la región por cambios sustanciales y visibles. Biden invitó a un compromiso mutuo para abordar los desafíos regionales y a preguntarse qué podemos lograr al trabajar juntos, ser más audaces, más ambiciosos, con mensajes claros cuando se refirió a las responsabilidades compartidas en cuanto a la lucha contra la pobreza, agudizada por la pandemia y causa principal de la migración. Dijo que espera que los países crezcan, generen empleo y que nuestros conciudadanos prosperen para detener la migración.
Los colombianos debemos actuar ya, de manera independiente y con aliados, pero con propuestas muy concretas respecto a los temas puestos sobre la mesa por Estados Unidos. Hablamos mucho de los desafíos y nos olvidamos de las oportunidades en momentos en que podemos hacernos más fuertes que antes de la pandemia si unimos esfuerzos y nos concentramos en acciones viables y ejecutables.
Publicado en La República, disponible aquí
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