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El costo de no evolucionar

30 de septiembre de 2019

En Colombia estamos en el punto donde podemos planear y hacer las cosas bien en turismo, aprender con la experiencia ajena, la buena y la mala

Por: María Claudia Lacouture, directora ejecutiva de AmCham Colombia

En Colombia estamos en el punto donde podemos planear y hacer las cosas bien en turismo, aprender con la experiencia ajena, la buena y la mala, y nada mejor para el Día del Turismo que hacer unas reflexiones sobre noticias recientes, como la quiebra del operador británico Thomas Cook, las alertas sobre la inseguridad en México y las tendencias en el sector.

La quiebra de Thomas Cook, con 178 años de fundada y pionera de las vacaciones combinadas y del todo incluido, empresa madre de muchas otras en varios países, se produjo por una serie de circunstancias de tipo político, operativo, administrativo e incluso climático, pero tuvo su origen en no haberse adaptado a tiempo al turismo moderno, por responder con demora a los cambios que produjeron las plataformas digitales y las compañías de bajo costo.

Según Torsten Kirstges, profesor de Economía Turística en la Escuela Superior Jade (Alemania), la incertidumbre causada por el proceso de desvinculación británica de la Unión Europea, conocido como brexit, fue solo “el último clavo en el ataúd” del Thomas Cook Group. En su opinión “la empresa no supo evolucionar” cuando ya había empezado el auge de los vuelos y alojamientos reservados en línea.

En los nuevos tiempos los clientes esperan paquetes de viajes más flexibles e individualizados, que para los grandes operadores es más complejo armar, mientras que los medianos y pequeños operadores pueden adaptarse más fácil a esas exigencias y más para las plataformas que cuentan con herramientas tan sofisticadas como el big data que extrae información relevante de los patrones de comportamiento y hábitos de consumo y se anticipa a las necesidades para superar las expectativas. Airbnb y las vacaciones de bajo presupuesto modificaron profundamente el comportamiento de consumo turístico.

A lo lógico de las quiebras, como la desfinanciación y malas administraciones, se suma algo realmente inaudito: la ola de calor que sufrieron el año pasado el Reino Unido y los países escandinavos hizo que muchos potenciales turistas se quedaran en casa, ocasionando una baja en los precios de “último momento” en los que se apoyan los operadores para rematar paquetes sin vender.

En la misma semana de la caída del gigante del turismo (que dejó 600 mil viajeros en países diferentes a los suyos) leí una noticia de México en la que se mencionaba cómo la inseguridad comienza a hacer mella en el turismo de esa Nación por el temor que genera la incidencia de casos de todo tipo de delincuencia, desde el vandalismo callejero y los asaltos hasta las vendettas entre bandas organizadas de narcotraficantes.

En Colombia lo sabemos muy bien y por esa razón tenemos que evitar a toda costa que arrecie de nuevo la guerra absurda sufrida por el país y que por décadas nos tuvo marginados del turismo. Ahora que entramos al mapa de los destinos altamente atractivos y comienzan a sentirse en la economía los efectos de la paz, es que tenemos que velar por garantizar la seguridad a los turistas y mejorar la oferta de nuestros productos y servicios.

Todas estas noticias llegan en la semana donde se festeja el Día Internacional de Turismo. Pareciera un mensaje para que no bajemos la guardia y aprovechemos la oportunidad que tenemos en planear y hacer las cosas bien en este sector tan importante por su contribución a la equidad y oportunidades para los colombianos.

Pero para conmemorar la fecha nada mejor que hacer una reflexión sobre cómo debemos adaptarnos a los tiempos cambiantes, estar al tanto de las tendencias y los perfiles de los nuevos viajeros.

Los gigantes del sector turístico como Booking.com, Expedia, CondeNast Traveler, ABTA, Lonely Planet, Amadeus, Eye for Travel y el propio Thomas Cook elaboran con periodicidad tendencias y perfiles, como por ejemplo cambios en la estructura del mercado laboral que proyectan que en 2020 entre el 40% y 50% de la fuerza laboral en Estados Unidos y Reino Unido serán trabajadores independientes y esa circunstancia facilitará el poder combinar trabajo con viajes.

Surge la modalidad “Nomadic Sabbaticals” o familias que buscan vacaciones de larga duración, con recorridos en varias partes del mundo; o el turismo oscuro o de lugares donde han ocurrido hechos trágicos, como la planta nuclear de Chernóbil; o el gusto por destinos poco transitados y conocer la autenticidad del lugar y sus gentes como contraposición a los problemas de masificación que aquejan al sector.

O el turismo astronómico, dado a que en las ciudades es cada vez más difícil ver las estrellas por la noche por la contaminación ambiental y la polución lumínica. Para ver las estrellas en Colombia se puede visitar el Observatorio Astronómico de la Tatacoa (Huila), la Sierra Nevada del Cocuy (Boyacá) y/o el Cabo de la Vela (Guajira).

En 2020 los millennials supondrán el 50% de todo el gasto turístico mundial. Esta generación está cambiando la forma de gestionar los viajes, con tendencia hacia el bleisure, (business + leisure), la combinación del negocio con el tiempo libre. Los niños también están cada vez más involucrados en las decisiones sobre los viajes de familia.

La sostenibilidad está siendo integrada en los procesos de inspiración y compra de los turistas. Aumenta así mismo la preocupación global sobre el daño que el plástico ocasiona en los océanos. Los millennials y centennials buscan experiencias sostenibles y quieren desarrollar actividades en el destino que permitan revertir parte del impacto medioambiental que generan. Borrar su huella de carbono. Además, el estrés de la vida cotidiana ha conllevado al deseo de desconectar, disfrutar un destino sin internet ni redes sociales.

Muchos turistas buscan viajes que les aporten un valor añadido en su desarrollo personal. Valoran los viajes como una fuente de valiosas enseñanzas de vida y por eso aumenta la demanda de viajes que incluyan componentes educativos, actividades de voluntariado o viajes para mejorar las competencias laborales.

En fin, las tendencias surgen a diario. Lo importante es adaptarse y evolucionar.

Publicado en La República, disponible aquí