gran reinicio

El gran reinicio

23 de noviembre de 2020

El nuevo contexto, que se venía perfilando incluso antes del covid-19, obliga a mayores esfuerzos en asuntos como la inclusión y el cambio climático, así como a una permanente coordinación y mayor cooperación entre el sector público y el privado.

Por: Maria Claudia Lacouture, Directora Ejecutiva de AmCham Colombia

Noviembre 23 del 2020 (AmCham Colombia) – La pandemia obligó a evaluar y replantear los modelos económicos, a tal punto, que hasta los más convencidos neoliberales se cuestionan si no es hora de evolucionar, marcar este momento histórico como el comienzo de una nueva época. Y no es necesariamente porque los modelos hayan fracasado, es porque contamos con una mayor participación de la clase media y de un grupo creciente de jóvenes activos y preocupados por el futuro que les espera, forzando a los países a que evolucionen, a que respondan con claridad a los asuntos de su interés.

El nuevo contexto, que se venía perfilando incluso antes del covid-19, obliga a mayores esfuerzos en asuntos como la inclusión y el cambio climático, así como a una permanente coordinación y mayor cooperación entre el sector público y el privado. Todo lo anterior sin perder las grandes conquistas de los últimos tiempos y, sobre todo, con gratitud, voluntad y empatía.

Es así como desde el Foro Económico Mundial, fuente de conocimiento de buenas prácticas para el desarrollo económico y para la reflexión social desde el pensamiento productivo, hoy se hace una importante reflexión sobre la coyuntura histórica desencadenada por la pandemia y la necesidad de trabajar por ese gran reinicio.

Las nuevas generaciones sienten la urgencia de que se garantice una buena educación, haya oportunidades de trabajo, se reconozcan como premisas la defensa contra el calentamiento global y la violación de los derechos humanos. La insatisfacción ignorada conlleva desorden y alimenta el populismo y el totalitarismo.

Y el tema no es solo de gobiernos. Desde el sector privado debemos estimular prácticas empresariales más conscientes en lo social y ambiental, contribuir a neutralizar la creciente tendencia hacia el proteccionismo, a reiniciarnos bajo unas perspectivas más incluyentes, con valores y solidaridad.

Los negocios han cambiado, hay que adaptarse a la nueva realidad, con un liderazgo inclusivo, una visión más allá del cálculo económico, redefinir los paradigmas. Pasar de la gestión a la habilitación, habilitar la creatividad, la cooperación, el juicio ético y empresarial. Comprender el contexto y las habilidades puede ser más importante que imponer tareas específicas. Los líderes deben trabajar para permitir que su gente lleve todo su potencial al trabajo.

También aprovechar todo el poder de la tecnología para transformar sus empresas y su personal, comprender lo que la tecnología puede y no puede hacer, traducir el propósito en acción. A medida que los empleados lidian con la incertidumbre y se adaptan a cambios importantes, los líderes deben comunicarse con claridad, brindar continuidad y empoderar a la organización con un sentido de propósito.

Para no dejar que la crisis se desperdicie, debemos desafiar suposiciones básicas sobre cómo crear, entregar y capturar valor, que ese valor este asociado con la personalización, lo que significa pasar de ofertas estandarizadas, empaquetadas y automatizadas a ofertas individualizadas que son co-creadas por la empresa y el cliente y alentadas por el sector público.
El reinicio de nuestras economías bajo nuevas condiciones es inaplazable, el fortalecimiento económico debe estar ligado a la solidaridad, a la inclusión y a la complementariedad. Como lo dijo el profesor Peter Drucker: “El mayor peligro en la turbulencia no es la turbulencia, es actuar con la lógica de ayer”.

Publicado en La República, disponible aquí