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¿Ha logrado el presidente Donald Trump cumplir las promesas de campaña?

11 de febrero de 2020

Palabras de Alfonso Cuéllar, director de Hill Knowlton Strategies para Colombia en foro AmCham Colombia sobre perspectivas Colombia-Estados Unidos 2020

Bogotá, 4 de febrero de 2020.- (AmCham Colombia).- Las siguientes fueron las palabras que pronunció Alfonso Cuéllar, director para Colombia de Hill Knowlton Strategies, durante el foro “Perspectivas de las economías de Estados Unidos y Colombia, 2020 el año de las definiciones”.

 

“Buenos días.

 

Me han pedido dar mi visión de las relaciones entre Colombia y Estados Unidos este año.

 

Difícil tarea. Difícil porque son unas relaciones complejas.

 

Difícil porque atraviesan un período de incertidumbre dada las elecciones de noviembre. Difícil, porque el resultado puede marcar un hito.

 

Difícil porque Estados Unidos influye en Colombia y no se sabe si eso es positivo o negativo. Difícil porque las empresas e inversionistas colombianos y estadounidenses son los más impactados por la incertidumbre. 

 

La presidencia de Donald Trump es un enigma. ¿Ha logrado hacer lo que prometió o ha sido una presidencia que ni fu ni fa?

 

¿Qué ha cumplido Donald Trump en tres años?

 

Mucho. 

 

Prometió a sus votantes renegociar el Nafta, tratado comercial que, según Trump, era lo peor de la historia. Lo hizo. Y a un costo para Estados Unidos muy bajo. Según analistas, México es el que más perdió. 

 

Juró que construiría un muro que separaría a Estados Unidos de México. Ahí va la construcción. Lenta pero segura.

 

Si bien México no pagaría el costo, la realidad es que no importa. Para el electorado de Trump lo importante es que se esté haciendo. 

 

Prometió que se reduciría la inmigración ilegal. Lo está haciendo. Guatemala y El Salvador firmaron un acuerdo donde se comprometen a manejar a los inmigrantes ilegales. No es bonito pero está funcionando.

 

 

Además, volvieron complejo viajar a Estados Unidos para embarazadas.  Así, frena a los embarazos planeados. Un sueño de los de América Primero.  

 

A China prometió darle duro. Que había que reducir el desbalance del comercio. Que China hacía cualquier cosa.  Que andaba burlándose de los gringos.  

 

Le puso unos aranceles difíciles. Fueron años de zozobra. A nadie le gustó. Pero cumplió. El acuerdo con China es un avance y no era posible sin aranceles. Demostró que jugar dura paga. 

 

Con Corea del Norte logró una distensión sorpresiva.  El primer año habló de destruirla. Para luego ir al diálogo.

 

Hubo incluso dos cumbres con el líder norcoreano. Que allí no hubo acuerdo, no importa. Lo importante para Trump era la foto. En últimas, Trump podría argumentar que puso fin a la amenaza. 

 

Con Israel, la promesa era ser el mejor amigo. Y lo ha sido. Movió la embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Sus predecesores- Obama, los dos Bush y Clinton- no cumplieron.

 

Les apoyó en el reconocimiento de los Altos de Golán y el valle de Jordán. En otras palabras, fue el aliado de Israel. Que los palestinos perderían frente a Estados Unidos es una verdad. No importa.  

Juró botar a la basura el acuerdo de Irán. Es un acuerdo mal negociado, dice Trump. Además, es un gran gesto a Israel, que nunca le gustó. Y quedó en la basura.

 

Asesinaron a Qasem Soleimani de la Guardia Islámica Revolucionaria, un oficial iraní responsable de delitos. 

 

Frente a ISIS, cumplió al eliminar la presencia en Siria. Es otro logro de Trump. También mató al líder y fundador del ISIS, al que describió como otro Osama Bin Laden. 

 

Trump logró que la OTAN fuera vista como alianza donde todos ponen y no como una organización dependiente de Estados Unidos. Ya todos halagarían sus aportes. Es una posición de Trump: todos a poner.

 

Con la Unión Europea, Trump está convencido de que ésta se aprovechó de Estados Unidos. Ha amenazado con imponer aranceles. Todas estas acciones son bien recibidas por sus bases. 

 

Con Rusia, que Trump calificó como un posible país amigo, no logró la esperada alianza. Pero tampoco importó: la anunciada inocencia a Trump ya le dio más vuelo. Nuevamente, sus bases entendieron. 

 

El único tema de Suramérica es Venezuela. Y allí Trump sigue el juego de la comunidad hispana de la Florida. Sanciones y sanciones para los hombres fuertes del régimen. Ganó los votantes, que es lo que busca Trump. 

 

Y eso sólo fue en política exterior. En la política doméstica también cumplió.

 

Ha crecido la economía desde que se posesionó. Existe la tasa de desempleo más baja en cincuenta años. Igual ocurre para afroamericanos e hispanos.

 

Se han retirado miles de normas que afectaban a pequeños empresarios. 

 

En la justicia, está transformando: ya llevan más de 190 magistrados nombrados en cargos vitalicios en las cortes de apelaciones.

 

Reemplazó a dos magistrados en la Corte Suprema, que garantiza un giro a la derecha por varias décadas. 

 

Aunque aún no acabado con “Obamacare”, el programa de salud, está a la puerta de hacerlo. Es seguro que lo hará si Trump gana el noviembre. 

 

Entonces, ¿ya está definida la reelección de Donald Trump? Curiosamente, no.

 

Hay una preocupante mayoría de las ciudadanas que dice que Trump no tiene carácter. Que cuatro años más sería desastroso para Estados Unidos. Por eso, las elecciones son clave. 

 

Son demasiadas las anécdotas de metida de pata de Trump.

 

Su definición de la verdad: según The Washington Post, ha dicho más 10.000 mentiras. Oigan bien: 10.000. Trump, según ese diario, es el mayor mentiroso que ha sentado en la oficina oval.

 

Pero nada de eso lo impacta; hay un firme 40 por ciento que lo apoya. O para citar el mismo Trump: lo respaldarían, aunque matara en pleno día en la Quinta Avenida. 

 

El discurso sobre Trump ya no es la verdad: esa ya lo ganó. Es sobre si Trump es bueno para Estados Unidos. 

 

Y para Colombia, es un mundo desconocido. En otra era, el 2020 sería un año electoral tradicional para un aliado: seguir la amistad.

 

No aplica esta vez: Colombia debe cambiar la estrategia en la administración Trump. Está a un tuit de la infamia. 

 

Colombia está con problemas. Un embajador en salida en Washington. El que viene – dicen Guillermo Fernández Soto- tiene que empezar de cero. Es muy riesgoso este año. 

 

Para Donald Trump, sólo una cifra importa para Colombia: ¿cuánto ha bajado el número de cultivos ilícitos?

 

Tristemente, es la realidad. Se estima que la cifra saldría antes de lo habitual, marzo o abril en vez de agosto o septiembre. ¿Y si no bajó, como estiman algunos especialistas? Muy grave. 

Los retos son inmensos para Colombia. Sugiero lo siguiente:

 

  1.  Evitar la descertificación de los gringos. Sería el “acabose”.
  2. Identificar a congresista amigos de Colombia. Actualmente, no tenemos y eso es un riesgo. 
  3. Dedicarle muchas horas al Congreso. Ellos han sido los defensores de Colombia y seguirán este año. Y allí la apuesta debe ser bipartidista, con especial atención a los demócratas.  
  4. Una relación de trabajo con los empresarios aquí y con Estados Unidos. La dejaron morir. Es cierto: el acuerdo de empresas no ha servido. Ya no hay “forward event” y eso es grave. 
  5. Prepararse para dos gobiernos: la reelección de Trump o la victoria de los demócratas. Pero ojo: nada va igual. Trump ha logrado mover la política. 

Ese, tal vez, es la mayor enseñanza: Trump cambió el tablero. Hay un juego diferente que Colombia debe adoptar. O morir. 

 

Muchas gracias”