La educación STEM como formadora de talentos para la economía naranja


ArtBMBoeing

El programa STEM Americas, financiado por Boeing e implementado por la Fundación Panamericana para el Desarrollo (Fupad/PADF) en Colombia en su primer año capacitó a 320 docentes de 18 instituciones educativas

 
13 de diciembre de 2019 (Boeing)-. 
El profesor Wilson López Duque es docente de la Institución Educativa Joaquín Cárdenas Gómez del municipio de San Carlos, ubicado en el oriente antioqueño, que fue duramente afectado por el conflicto armado y el desplazamiento. Hoy, cuando muchos de sus habitantes han regresado, el profe Wilson, como le dicen cariñosamente, lidera los semilleros de huerta automatizada y robótica de la escuela. 

 

Los semilleros hacen parte de una iniciativa regional llamada STEM Americas, financiada por Boeing e implementado por la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF/FUPAD) no solo en Colombia, sino también en Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Panamá y Perú. El programa ha capacitado a 320 docentes de 18 instituciones educativas con un impacto de más de 10.000 estudiantes. El programa viene implementándose en el oriente Antioqueño y en la zona de Urabá, y en el 2020 se implementará en el área metropolitana de Medellín.

 
El programa impulsa la enseñanza y el aprendizaje a través de la metodología educativa STEM (por las siglas en inglés de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas). La metodología -a veces también llamada STEAM para incorporar a la sigla las Artes- propone el enfoque no sólo en estas áreas cognitivas, sino también el desarrollo de habilidades no cognitivas como el liderazgo, la creatividad, la resolución de problemas, las comunicaciones efectivas, la interdisciplinaridad, entre otras cualidades que se consideran hoy en día esenciales para poder triunfar en el sector laboral.

 

Este modelo educativo prepara a nuestros niños y jóvenes en un sistema que responde a la realidad actual: la tecnología, el internet de las cosas, los drones, la robótica y el blockchain y convierte las aulas de clase en laboratorios de talento preparados para triunfar en la Cuarta Revolución. Hoy en día, los estudiantes tienen al alcance de sus manos todo tipo de información a través cursos gratis (MOOCs), videos instructivos en YouTube, enciclopedias virtuales a través de Wikipedia, y hasta experiencias de inmersión con gafas 3D. Por esto, el rol del maestro debe convertirse en uno de catalizador e integrador de los conocimientos. El maestro ya no es la fuente de información única, sino que más bien motiva a los alumnos a que desarrollen curiosidad para buscar el conocimiento y ponerlo en práctica. En la educación STEM los alumnos van al aula de clase a ser desafiados, a experimentar, a poner en práctica los conocimientos que adquieren de diferentes fuentes.

 

Por esto, cuando los estudiantes del semillero de robótica analizaron su entorno para hallar problemas que pudieran resolver por medio de este campo, encontraron que en su comunidad había un alto número de personas con discapacidad, como resultado del conflicto y de las minas antipersonales. Los alumnos han visto, de primera mano, las dificultades que estas personas tienen para desenvolverse en su día a día y, por esto, algunos están desarrollando prototipos de casas domóticas, es decir, aquellas que están automatizadas y cuyos servicios están integrados por medio de redes de comunicación.

 

Es así como esta iniciativa, que prepara nuestros niños y jóvenes para ser emprendedores tecnológicos y digitales, les da también la oportunidad de algo aún más importante: la capacidad de aprender jugando, de descubrir, de tener curiosidad y de crear; así como de utilizar todas estas habilidades no sólo en beneficio propio sino de otros. En la escuela del profe Wilson, gracias al impacto del programa Con-Ciencia, los estudiantes cuentan hoy con una impresora 3D, donde ya imprimen partes de sus propios robots. Su próximo desafío: imprimir prótesis de bajo costo para los miembros de su comunidad.

Publicado en el Business Mail, disponible aquí

X