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Empresarización, financiación y más mano de obra: claves para el futuro del agro

21 de marzo de 2017

El país debe transformar la estructura productiva del campo y motivar a las nuevas generaciones a invertir en la agroindustria, con miras a garantizar el progreso de este sector.

Por: Celmira Cadena, Coordinadora Medios y Comunicaciones de AmCham Colombia.

Superado el conflicto armado, en las zonas rurales del país se abren amplias posibilidades de desarrollo para la agroindustria. De ahí que, apostarle a la empresarización, el fortalecimiento de la mano de obra y la generación de incentivos que motiven a las nuevas generaciones a trabajar e invertir en el campo, serán clave para el progreso de este sector. Así lo concluyeron líderes gremiales y funcionarios del Gobierno Nacional, en el marco del Foro para la promoción del comercio y la inversión en el campo, organizado por la Cámara de Comercio Colombo Americano (AmCham Colombia).

Para Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), una buena parte del sector agropecuario está enfocado solo en la oferta, por lo que se queda esperando con el producto en la puerta de la finca y no genera un acercamiento al consumidor final. “Esto va en contravía tanto de la rentabilidad sostenible como de la visión de empresa y el acceso a las economías de escala que deberían tener los productores del campo, independientemente de su tamaño”.   

En este sentido, el envejecimiento de la pirámide poblacional y el impacto del conflicto y de la pobreza en el país, generó un desplazamiento hacia los grandes centros urbanos, como consecuencia, para algunos cultivos ya hay déficit de mano de obra. Por ello, desde ya se debe educar e incentivar a los niños y jóvenes de las zonas rurales, para que aun cuando se desplacen a las ciudades, retornen a emprender e invertir en el campo, señala Bedoya.

Al respecto, Camilo Reyes, director ejecutivo de la Cámara de Comercio Colombo Americana (Amcham Colombia), coincide en que hoy Colombia está en la capacidad de cambiar la estructura social y productiva del campo, de manera que se reconfigure la oferta exportable y se genere una transformación real de la que puedan ser partícipes esas nuevas generaciones.

En efecto, “diversas empresas extranjeras le han manifestado a la Cámara su interés en conocer las oportunidades que existen para invertir en el campo colombiano, particularmente en proyectos agroindustriales, en los que se pueden aprovechar no sólo los recursos hídricos y de la tierra sino las nuevas realidades políticas que está viviendo el país”, destaca Reyes.

Retos y oportunidades productivas con EE.UU.

De acuerdo con María Paula Arenas, directora de Relaciones Comerciales del Viceministerio de Comercio Exterior, desde 2012 hasta la fecha el número de empresas colombianas que exportan a Estados Unidos aumentó 17,5%, pasando de 3.030 en el 2012 a 3.565, sólo en 2016. De éstas, 1.304 llegaron por primera vez al país norteamericano en dicho año.

Según la funcionaria, tras examinar la oferta exportadora y oportunidades agroindustriales que tiene nuestro país con Estados Unidos, el Ministerio de Comercio encontró que en el sector agrícola las frutas, hortalizas, el cacao y la chocolatería son los productos más demandados. En la agroindustria, encabezan la lista las grasas, aceites y los alimentos procesados; mientras que en el sector industrial, tienen gran potencial los textiles, cosméticos, autopartes, plásticos, agroquímicos, medicamentos, la metalmecánica  y la industria gráfica.

Arenas también aseguró que se firmó un Acuerdo Marco entre el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal de Estados Unidos -APHIS- y el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) que permitirá usar el tratamiento fitosanitario de irradiación en el puerto de ingreso en Estados Unidos, como medida alternativa para la mitigación de plagas en productos agrícolas. Hasta ahora, la pitahaya, la papaya y la uchuva son los productos beneficiados que ya tienen admisibilidad. El melón y la sandía apenas están en este proceso, el cual podría funcionar también para otros productos como mango, granadilla, maracuyá, curuba, pepino, lulo y pimentones.

Otra de las tareas que adelanta MinComercio en conjunto con el sector privado es identificar las empresas que más se verán impactadas por la Ley de Modernización de Inocuidad Alimentaria -FSMA-, la reforma más profunda en los últimos 70 años al sistema de inocuidad de los alimentos en Estados Unidos, que aplicará a los sectores que intervienen en la cadena productiva y suministro de los alimentos (producción, transformación, transporte y distribución).

Nuevos mecanismos de financiación

Desde marzo de este año, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) viene adelantando un programa de alianzas comerciales que busca aumentar las ventas en el mercado doméstico e internacional; incrementar la producción y productividad; y resolver cuellos de botella de pequeña infraestructura que le permita a los productores y las empresas sacar sus productos de estos territorios.

De acuerdo con Alejandro Huertas, delegado de la Oficina de Desarrollo Rural y Económico de USAID, este programa, que tiene un costo de 71 millones de dólares, inicialmente estará enfocado en cinco cadenas de valor: cacao, cafés especiales, frutas y hortalizas, leche y caucho, y se desarrollará en el sur de Córdoba, el sur de Bolívar, Antioquia, Cauca, Tumaco, Meta y Caquetá.

La Agencia también trabaja para atraer inversión del sector privado en la agroindustria, mediante incentivos financieros que se promueven a través de diferentes fondos de inversión. Uno de ellos es el fondo de Agronegocios que busca canalizar 60 millones de dólares en inversión en agroindustria en municipios que han sido afectados por el conflicto. Para ello, USAID otorga 10 millones de capital semilla y Small Enterprise Assistance Funds (SEAF) tiene la obligación, como administrador del fondo, de conseguir inversionistas para llegar a un total de 60 millones de dólares. Este fondo comenzó operación en enero de este año y ya está listo para invertir.

El fondo Invirtiendo para la Paz, liderado por Acumen, busca promover la inversión privada y la creación de oportunidades económicas en las zonas rurales y marginadas de Colombia. En éste, USAID aportó un capital semilla de dos millones de dólares y ya ha hecho inversiones que impactan a productores de zonas afectados por el conflicto.

Actualmente, está en fase de autorización ante la Superintendencia, el fondo Paisajes Sostenibles y Cambio Climático que es manejado por Terra Global Capital y tiene como meta movilizar 30 millones de dólares hacia inversiones relacionadas con la agricultura sostenible y la conservación de biodiversidad.