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Apertura en cinco estados de EE. UU., un dolor de cabeza para Biden

9 de marzo de 2021

Texas, Misisipi, Alabama, Iowa y Montana eliminaron medidas contra el covid-19.

Bogotá, 09 de marzo de 2021 (El Tiempo).– La semana comenzó bien. Por un lado, el presidente Joe Biden anunció que de aquí a mayo, Estados Unidos tendrá vacunas suficientes para inocular a toda la población adulta del país contra el covid-19.

Y tras meses en ascenso, una gran mayoría de los estados comenzaron a reportar caídas importantes en las tasas de contagios, muertes y hospitalizaciones asociados con la terrible enfermedad.

El fin está cerca, dijo el presidente, advirtiendo (eso sí) que se requiere mucha cautela, pues la pandemia no está todavía bajo control y podría desatarse una nueva ola si bajan la guardia de manera prematura.

Ese ambiente de optimismo, sin embargo, cambio por completo luego que cinco estados optaron por eliminar del todo las restricciones que se habían tomado para frenar el avance de la pandemia.

A partir de la semana entrante, y por decisión de sus gobernadores, en Texas, Misisipi, Alabama, Iowa y Montana ya no serán requeridos los tapabocas y el comercio reabrirá sus puertas sin ningún tipo de limitaciones. “A partir de este 10 de marzo, Texas estará abierto un 100 por ciento”, dijo Gregg Abbott, el gobernador de ese estado.

La noticia cayó como una bomba. Especialmente entre científicos y autoridades del sector salud que ven en esto un retroceso en la lucha contra el covid que podría ser causa de nuevas muertes y sufrimiento innecesario.

Si bien es cierto que los números vienen cayendo, no han llegado a un nivel que permita tomar decisiones como las que están adoptando estos estados.
 Particularmente Texas, que tiene el segundo índice más alto de contagios en todo el país, el tercero en cantidad de muertos, y que solo ha vacunado al 10 por ciento de la población.

Eso, al menos, es lo que piensa Anthony Fauci, el director del Instituto Nacional para las Alergias y Enfermedades Infecciosas. Según Fauci, se trata de medidas prematuras e inexplicables.

“Para eliminar las restricciones debemos llegar a niveles de unos 10.000 contagios diarios o menos. Y en este momento estamos en 65.000. Estamos vacunando a dos millones de personas diarias, y en pocas semanas podríamos llegar a un nivel en el que se puedan considerar este tipo de medidas. Ahora no es el momento”, dijo Fauci.

Y por varias razones. En primer lugar, como se sabe, hay dos nuevas cepas de la enfermedad que se están propagando por el país y son mucho más contagiosas que la primera variante del covid. Segundo, porque aún si avanza la vacunación al ritmo esperado, los inoculados aún pueden transmitir el virus. Y en un país tan interconectado como EE. UU., las decisiones tomadas unilateralmente por un estado tendrán repercusiones en los otros así estos mantengan sus precauciones.

Es decir, solo cuando esté inmunizada más de la mitad del país (y eso no va a suceder antes de mediados de año) se podría pensar en un escenario en el que sea seguro relajar las medidas.

Como se esperaba, la respuesta de Biden ante la decisión de los estados no pudo ser más dura. “Esto es un gran error. Creo que todos ya hemos entendido que los tapabocas sí hacen la diferencia. Estamos muy cerca de poder cambiar de manera fundamental la naturaleza de esta enfermedad, gracias a las vacunas. Y lo último que necesitamos es este pensamiento cavernícola de simplemente ignorar el problema y decirle a la gente que todo está bien y que se quiten los tapabocas”, dijo el presidente, que desde que llegó a la Casa Blanca impuso el uso mandatario de tapabocas a nivel federal.

La decisión de los gobernadores, por lo tanto, genera de inmediato un conflicto entre esa orden federal y las disposiciones dentro de los estados. Que, como ya se ha visto en el pasado, generará polémica (y hasta violencia) entre ciudadanos que ahora tendrán que responder a ordenanzas que son contradictorias.

En cierto sentido, este es un nuevo episodio de la politización por el uso de los tapabocas y el distanciamiento social que fue tan común el año pasado, durante la campaña presidencial. Y que explica, además, por qué EE .UU., no obstante tener recursos casi ilimitados, terminó siendo uno de los países a los que peor les fue en la lucha contra la pandemia.

De acuerdo con Eric Rubin, especialista en enfermedades infecciosas de Harvard, el interés que tienen muchos estados por avanzar hacia una reapertura plena de sus actividades económicas tras más de un año de pandemia es muy entendible. Pero lo que no tiene sentido es la guerra que les están declarando a los tapabocas.

“No hay razón económica alguna para cancelar el uso del tapabocas. Ya todos sabemos que estos ayudan a mitigar la propagación y que serán necesarios durante un buen tiempo si queremos salir de esto lo más rápido posible. Es una decisión inexplicable, salvo desde un contexto electoral e ideológico en el que se sigue jugando con la salud de la gente para obtener beneficios políticos”, sostiene Rubin.
Y que, dice, probablemente prolongará la agonía de manera innecesaria.

Publicado en El Tiempo, disponible aquí