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Trump consigue una nueva victoria en política exterior

25 de febrero de 2020

El acuerdo que alcanzó con los talibanes terminaría la guerra en Afganistán, lo que le permitirá defender que cumplió con una nueva promesa de campaña

Martes 25 de febrero de 2020 (Portafolio)-.El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibe a menudo críticas por su impulsividad en la política extranjera, pero el acuerdo entre Washington y los talibanes para poner fin a la guerra de Afganistán le permitirá cumplir con una promesa electoral clave.

“El crédito va para el Presidente”, aseguró un alto funcionario a la prensa este mes, antes del reciente anuncio de una tregua parcial, planes para subsiguientes conversaciones de paz interafganas y el retiro de las tropas estadounidenses de ese país, en el que ha estado librando una guerra desde el inicio del siglo. En Estados Unidos, después de casi dos décadas sangrientas que no estuvieron ni cerca de derrotar a los talibanes, exponiendo a las tropas a bajas en apariencia inútiles, existe un fuerte apoyo a la salida del país asiático.

 

Un posible fin a la guerra que comenzó en 2001 podría ocurrir a pesar de -en vez gracias a- Trump, dicen los críticos, en alusión a la muchas veces errática política del mandatario. Pero el Presidente y sus seguidores utilizarán la paz afgana en la campaña rumbo a las elecciones presidenciales de noviembre, asegurando que se ha cumplido con una promesa clave de la campaña sobre retirarse de conflictos extranjeros. “Incluso cuando no es genuino, el Presidente llamará a esto una victoria y retirará algunas tropas de Estados Unidos para mostrar que es un ganador y sus votantes aplaudirán”, considera Robert Guttman, de la Johns Hopkins University.
 

POLÍTICA AL ESTILO INMOBILIARIA: 

Tal como lo hace dentro de su país, el millonario republicano ha intentado alterar o directamente romper el statu quo en el escenario internacional, en el que Estados Unidos ha sido un jugador muy activo desde el siglo XX. 

Ha desdeñado las profundas alianzas de Estados Unidos con Europa y la Otan, y ha elogiado a rivales y enemigos históricos en Rusia y China. Y con el mismo descaro que aplicaba a sus negocios inmobiliarios, ha intentado cerrar acuerdos diplomáticos que sus predecesores consideraban como imposibles, con resultados claramente dispares. Aparentemente, Trump creyó que su toque personal podía desbloquear el conflicto con Corea del Norte, pero luego de tres reuniones con el líder Kim Jong Un, casi no ha logrado mover la aguja.

De igual forma, con Irán, pensó que una campaña de “máxima presión”, que incluyó una completa batería de sanciones económicas paralizantes, el abandono del pacto nuclear y el asesinato de su líder militar más influyente, podría empujar a la república islámica a una mesa de negociación.

Pero, por el momento, en esos casos también el conflicto sigue sin resolverse y sin la expectativa de que ocurra pronto. La promesa de poner fin a las “guerras estúpidas, interminables”, también ha enfrentado unas fuertes dificultades. Una pequeña retirada de tropas de Siria, que finalmente permanecieron en la zona, a la postre benefició al gobierno sirio y a Moscú, que es su principal respaldo.

En Irán, por otra parte, Trump llegó a decir que había enviado bombarderos pero detuvo el ataque a último momento. Por lo que parece que hay mayores posibilidades de que en Afganistán, finalmente, pueda haber dado en el blanco.

MARGEN PARA EL ERROR

El anuncio de un acuerdo por el secretario de Estado, Mike Pompeo, y los talibanes, representa un importante avance.

A la tregua de una semana seguirá la firma, el próximo 29 de febrero en Doha, Catar, de un acuerdo con las condiciones de un proceso de paz amplio y el retiro de las tropas estadounidenses del país.

Pero la naturaleza impredecible de Trump deja margen para un potencial descalabro que eche a perder estos planes, como ha ocurrido entras de las negociaciones que ha llevado a cabo.

En septiembre del año pasado, el presidente estadounidense sorprendió al anunciar en un tuit que había invitado a los talibanes a la residencia de descanso en Camp David, pero luego canceló la reunión.

Ese intento fallido generó indignación en algunos círculos de Washington, que lo calificaron de maniobra de relaciones públicas que empleaba a los enemigos más mortíferos de Estados Unidos como piezas de utilería.

Según funcionarios del gobierno de Estados Unidos, la abrupta decisión de Trump de suspender temporalmente las negociaciones fue en realidad lo que persuadió a los talibanes de que debían mejorar su propuesta si querían que la administración norteamericana la considerara realmente con seriedad.

Para Guttman, con Trump “nunca hay total certeza ni nada cien por ciento verdadero”. Pero resultará una buena historia para contar en la campaña por la reelección. “Trump lo declarará una gran victoria y un gran acuerdo de política exterior que nadie podría haber obtenido más que él”, el experto.

INJERENCIA DE RUSIA

Los servicios secretos de Estados Unidos afirman que los rusos han vuelto a actuar en las sombras para incidir nuevamente en las elecciones a favor de Donald Trump o del demócrata Bernie sanders.

El Presidente desestimó este viernes como una “farsa” de sus rivales demócratas. “Otra campaña de desinformación está siendo lanzada por los demócratas, diciendo que Rusia me prefiere a mí que a cualquier otro candidato de los demócratas que no hacen nada”, dijo Trump. Esta polémica da la sensación de un retorno a 2016: mismos protagonistas, un mismo contexto de campaña y una misma reacción del magnate republicano, quien estalla de ira cada vez que se evoca su cercanía con Vladimir Putin.

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