Así fue la experiencia de México en la renegociación del TLC con Estados Unidos y Canadá

28 de julio de 2022

En el Comité de Comercio Exterior de AmCham Colombia, expertos y empresarios expusieron la experiencia mexicana en el proceso de renegociación del TLCAN que dio como resultado la creación del T-MEC, el nuevo acuerdo entre los tres países que ha generado grandes retos comerciales, laborales y políticos para México.  

Bogotá, 28 de julio de 2022 (AmCham Colombia).- La reciente renegociación del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, que dio paso al denominado T-MEC y entró en vigencia en julio de 2020, representó un cambio importante en las condiciones y reglas para la industria mexicana para sus negocios con Estados Unidos, en donde disminuyeron varios beneficios que tenían las empresas para exportar hacia EE.UU.

Así lo manifestaron Eduardo Sotelo, socio de la firma mexicana Sánchez Devanny; y Eduardo Vasconcelos, director de Relaciones Gubernamentales para Latinoamérica de Whirlpool; quienes en el Comité Tributario de la Cámara de Comercio Colombo Americana, AmCham Colombia, dieron a conocer la experiencia que vivió México en el proceso de renegociación del TLCAN el cual se dio tras la solicitud que en ese sentido hizo en su momento el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien argumentaba que las condiciones del acuerdo comercial perjudicaba la industria y empleos de su país.

Según los expertos, la renegociación terminó en la discusión de un tratado comercial nuevo con cambios especialmente en materia de las reglas de origen, el ámbito laboral e incluso a nivel político.    

Industria automotriz, una de las más impactadas  

De acuerdo con Eduardo Sotelo, la renegociación del TLCAN supuso unos desafíos para México que aún persisten en materia laboral, de reglas de origen y otros temas, siendo la industria automotriz una de las más impactadas.  No obstante, en el proceso de renegociación también se hicieron cambios en temas de comercio electrónico, medio ambiente, competitividad y lucha contra la corrupción y prácticas regulatorias, entre otros aspectos.

“A lo largo de las negociaciones, Estados Unidos ejerció presión para endurecer las reglas de origen en el sector automotor y creo que esto es relevante para Colombia porque tiene, probablemente, uno de los TLC más competitivos y ambiciosos del mundo, ya que el Valor de Contenido Regional (VCR) en cuanto a la regla de origen automotriz que tiene con EE. UU. es significativamente menor al 62,5% que nosotros teníamos en el TLCAN”, señaló el socio de Sánchez Devanny.  

Y es que Estados Unidos propuso modificar las reglas de origen mediante un incremento del Valor de Contenido Regional desde el 62,5%, establecido en el TLCAN, hasta el 85%; también sugirió incluir un requisito de contenido estadounidense del 50% en los automóviles y un contenido laboral del 40%. No obstante, México rechazó la propuesta del 85% de contenido regional, así como las demandas de incluir un requisito de contenido estadounidense del 50%.  

“Este es un tema clave para Colombia porque si ahora se abre un proceso de renegociación del TLC con Estados Unidos, pedido por su propio presidente (Gustavo Petro), muy seguramente este tema del Valor de Contenido Regional va a surgir y, quizás, Colombia puede no salir muy beneficiada si este se llega a incrementar”, advirtió Sotelo.  

Si bien el resultado final de la renegociación del TLCAN fue un punto medio en el que se endurecieron las reglas de origen, pero no al grado que buscaba Estados Unidos, hoy en día dichas reglas son complejas para el sector automotor en el marco del T-MEC, ya que este nuevo tratado determinó que, para considerarse como un producto originario de América del Norte, es decir de los tres países, se deben cumplir algunas prescripciones generales. 

Una de ellas es que los vehículos de pasajeros y camiones ligeros deben contar con el 75% de Valor de Contenido Regional para julio de 2023. “Es decir, a la entrada en vigor del tratado el 62,5% se incrementó a otro porcentaje y en el plazo de tres años tiene que ir incrementando progresivamente hasta llegar al 75%, el cual es un incremento significativo teniendo en cuenta que el TLCAN determinaba un porcentaje de 62,5%”,explicó el socio de Sánchez Devanny.  

Sotelo agregó que, naturalmente, muchas empresas del sector automotor tuvieron que cambiar sus cadenas de suministro para poder ir cumpliendo con el porcentaje incrementado a la entrada en vigor del T-MEC y han estado trabajando para que al tercer año del tratado, que se cumplirá en julio de 2023, puedan cumplir con el 75% de ese Valor de Contenido Regional.  

Vea el Comité de Comercio Exterior de AmCham Colombia aquí:

Cambios laborales y políticos tampoco se hicieron esperar 

Por otro lado, en el acuerdo quedó también plasmado que al menos el 40% del contenido de los vehículos de pasajeros y el 45% de los camiones ligeros y pesados deben producirse en instalaciones en las que los trabajadores de montaje ganen, en promedio, al menos 16 dólares por hora para julio de 2023. “El TLCAN no incluía un Valor de Contenido Laboral, lo cual va a ser un reto para México y para las plantas productivas porque 16 dólares por hora es un incremento sustancial”, enfatizó Sotelo.    

Al respecto, Eduardo Vasconcelos coincidió en que México se enfrentó a una serie de retos a lo largo del proceso de renegociación del TLCAN, entre ellos la imposición de aranceles a productos mexicanos como acero y aluminio por parte de Estados Unidos, pero también a nivel político, ya que el cambio de gobierno federal fue algo que hizo necesaria una gran integración y alineación entre el gobierno entrante y el gobierno anterior para que no se perdiese ningún aspecto de la negociación. 

Asimismo, hubo un cambio importante en Estados Unidos que fue la victoria de los demócratas en la Cámara de Representantes, quienes impusieron algunos puntos como cambios necesarios para la aprobación del acuerdo, principalmente, relacionados con los sectores laboral, farmacéutico y automotor, según el director de Relaciones Gubernamentales para Latinoamérica de Whirlpool.  

“Pusieron algunas nuevas condiciones y eso también fue un reto durante la negociación, entonces, el tema de incertidumbre va a seguir siempre acá. Aunque hubiera una agenda clara al inicio de las negociaciones, vimos que los cambios institucionales y políticos sí pueden crear fricción y nuevos desafíos en el proceso negociador; creo que ese es un punto de atención también para Colombia”, enfatizó Vasconcelos.  

El futuro del TLC entre Colombia y EE. UU. 

En este sentido, la socia-directora de la Unidad de Política y Defensa Comercial de Araújo Ibarra, Olga Lucía Salamanca, quien es además presidenta del Comité de Comercio Exterior de AmCham Colombia, aseguró que para Colombia es fundamental entender qué quiere lograr con el proceso de renegociación del TLC con Estados Unidos, profundizar la relación comercial para generar mejores negocios con ese país e incentivar mucho más las exportaciones en el marco de la reconfiguración de las cadenas globales de valor que se viene dando.  

“Debemos entender realmente cuál es el camino, si es renegociar el acuerdo comercial, si es un nuevo tratado, si es modificar reglas o profundizar a partir de lo que ya tenemos construido, donde también el acuerdo ya nos está dando unos instrumentos muy importantes e inclusive algunas de las normas establecidas en otros tratados ya las tenemos en nuestro TLC. Además de eso, es clave mantener un diálogo constructivo entre Gobierno y sector privado”, expresó Salamanca. 

La socia de Araújo Ibarra insistió en que Colombia debe validar cuál es el alcance y qué tanto le beneficiaría una renegociación del TLC. “Ese es el ejercicio juicioso que debemos emprender en los próximos meses, teniendo claridad que el norte es garantizar que nuestro sector productivo pueda seguir avanzando en la senda de la internacionalización y para ello también tenemos una agenda interna que todavía está pendiente y muchas cosas por mejorar ahora que se abren oportunidades importantes en este nuevo contexto internacional”, puntualizó.