El derecho a la desconexión y el bienestar digital

24 de abril de 2024

Por Verónica Funes, gerente de Recursos Humanos de OCP TECH

Bogotá 24 de abril 2024-. En nuestro mundo acelerado y cada vez más digital, donde los smartphones, las redes sociales y las plataformas en línea están muy integradas en nuestras rutinas, el acto de desconectarse es clave para preservar y promover nuestra salud mental.

En este contexto, el Índice Global de Bienestar Digital (DWI, por sus siglas en inglés) surge como un estudio internacional sin precedentes que examina cómo 35 países están implementando un uso equilibrado de las tecnologías digitales, maximizando las oportunidades que estas ofrecen mientras se mejora el bienestar tanto a nivel individual como colectivo.

Uno de los pilares de este índice evalúa la existencia en estos países de legislación que promueva la desconexión, es decir el acto voluntario de renunciar en cierto momento del día a los teléfonos inteligentes, las redes sociales o las plataformas para preservar y promover nuestra salud mental. De acuerdo al DWI, tanto el uso como la desconexión intencional pueden empoderar a las personas a tomar control de su relación con la tecnología y proteger su privacidad.

Los beneficios de la desconexión están siendo cada vez más reconocidos en el mundo. Por eso los distintos gobiernos analizados en este índice han comenzado a trabajar en legislaciones que den marco al derecho a desconectarse. Los usuarios también son cada vez más conscientes de la importancia de lograr un equilibrio saludable entre sus actividades online y aquellas que se desarrollan en el mundo real.

El desempeño en este pilar es más fuerte en Australia (85 puntos), Italia (83), Alemania (79), Francia y Canadá (78). En promedio, las economías más avanzadas son las que obtuvieron la mejor puntuación en este pilar, seguidas por los países de ingresos medio-altos y el grupo de ingresos medio-bajos. Sin embargo, el desempeño promedio oculta algunas diferencias interesantes entre

los niveles de ingresos. Por ejemplo, Singapur (29), los Emiratos Árabes Unidos (26) y Kuwait (21) han obtenido puntajes bajos, mientras que Argentina (70), México (68) y Colombia (63) se encuentran entre los primeros diez lugares.

El corazón de este pilar reside en la normativa que regula o no el derecho a desconectarse en beneficio de la salud personal, cuando no mental. El DWI realizó un pormenorizado examen acerca de los países que están llevando adelante experiencias de desconexión desde lo legislativo y descubrió que quince de los treinta y cinco países analizados muestran algún progreso en la materia y nueve ya cuentan con una legislación integral. Seis de estos son países de ingresos altos (incluidos Alemania, Italia, Australia y Francia) y tres son países de ingresos medio-altos (Colombia, Argentina y México). En Chile, por ejemplo, la ley prohíbe a los empleadores comunicarse o exigir trabajo durante un mínimo de 12 horas consecutivas dentro de un período de 24 horas.

Sin embargo, el derecho a la desconexión en el ámbito de las empresas que brindan servicios de tecnología plantea desafíos adicionales. ¿Cuáles son las medidas que se pueden tomar para promover el bienestar digital de empleados que están, forzosamente, todo su tiempo laborable frente a una computadora?

En primer lugar, es clave tener en cuenta que vivimos en un mundo interconectado que se rige por diferentes husos horarios. Desde el proceso de inducción, cuando ingresa un nuevo empleado, es importante darle acceso a un sharepoint de recursos humanos donde estén las políticas y procedimientos de la empresa y, bien visibles, los horarios en todas las locaciones donde trabajan los distintos empleados. Estos relojes con las diferentes horas locales facilitan la planificación de conversaciones y eventos, la fusión de agendas, la interacción en horarios laborales y capacitaciones sobre el respeto a los tiempos de descanso de cada uno, acordes a la ley laboral de la persona que esté ingresando.

Es importante considerar que no es necesaria una legislación sobre desconexión para poner en práctica un grupo de buenas prácticas o

buenos hábitos en el marco del trabajo remoto o híbrido. Desde OCP TECH, por ejemplo, armamos charlas y capacitaciones donde trabajamos la salud dentro del ámbito laboral. En ellas sugerimos que las personas se levanten de su puesto de trabajo al menos una vez cada dos horas. A su vez, alentamos el uso de relojes digitales que envían mensajes sugiriendo levantarse y caminar unos minutos. Estos hábitos deben ser reforzados con comunicaciones frecuentes, charlas o talleres, pero en última instancia llevar esos consejos a la práctica depende de cada uno: las leyes de desconexión pueden crear un marco regulatorio, pero no obligan a nadie a cuidar de su salud y su bienestar digital.

El rol de cualquier gerencia de recursos humanos de una empresa tecnológica debe tener un rol activo, con actividades preventivas, de seguimiento, y auditorías anuales de los lugares de trabajo remoto para controlar y verificar que se cumple con los elementos básicos para trabajar en forma segura. Desde que implementamos estas directivas no hemos tenido ninguna queja de ningún empleado y en ningún país, respecto a la necesidad de desconexión.

Al final del día, es imprescindible mantener los límites entre el trabajo y la vida personal de la mejor manera. El teletrabajo es una moneda con dos caras. Por un lado muestra un aumento de la productividad del empleado, reduce a cero el tiempo muerto de viaje al lugar de trabajo y ofrece el marco para un mejor balance entre la vida familiar y la vida laboral. Pero el reverso de esa moneda muestra la existencia de una serie de problemas que surgen si no se trabaja en la separación entre el trabajo y la vida personal y familiar. Es posible que ese desafío mejore si existe una legislación adecuada, pero pocos avances duraderos pueden alcanzarse si una empresa y los trabajadores que la conforman no se comprometen a encarar este cambio en equipo y de acuerdo a sus necesidades específicas.