Economía Naranja: Beneficios, retos y opiniones encontradas
9 de diciembre de 2019
Por una parte, un sector particular esta interesado en sacarle el jugo a la economía naranja a través de los diferentes incentivos y beneficios tributarios, no obstante, algunos literatos consideran que la mercantilización de la cultura es una destructiva banalización. 13 de diciembre de 2019 (Tax Solutions)-. La reciente ley de financiamiento expedida en diciembre de 2018, ley 1943, estableció los requisitos mínimos para acceder a los beneficios tributarios de pertenecer al sector de economía naranja. Para esto, lo más importante es cumplir con la generación de mínimo 3 empleos, hacer una inversión de al menos $ 150 millones de pesos, tener su domicilio principal en Colombia y tener por objeto social, exclusivo, el desarrollo de industrias de valor agregado tecnológico y/o actividades creativas.
Requisitos mínimos que incentivarán la creación de empresas naranjas, por ello, es oportuno cuestionar la concentración de las industrias creativas en unas pocas ciudades del país, como Bogotá, Medellín y Cali. Y es que, de acuerdo a las estadísticas, entre el 2010 y 2016, la participación promedio del campo cultural de la capital frente al campo cultural de otras zonas del país fue del 55,6%.
El gobierno, entonces, debe preocuparse por hacer que la economía naranja se expanda a nivel regional y local, que llegue hasta las zonas rurales, que sus beneficios se muevan hasta el último rincón del país, pues esto hace parte de la eliminación de la brecha social.
Al momento, el Gobierno de Iván Duque ya puso en marcha un plan para coordinar dicho sector, el cual quedó a manos de David Melo, el nuevo viceministro de creatividad y economía naranja. Melo, dentro de sus funciones principales tendrá el objetivo de socializar y dinamizar la industria naranja, todo coordinado y direccionado por el Ministerio de Cultura.
Ahora bien, en el plan de expansión y proliferación de empresas naranjas, el gobierno dejó de lado la opinión del sector cultural, el cual quedó con bastantes interrogantes, analicemos algunas de ellas: ¿Dónde está el diálogo con el sector cultural? ¿Cómo perciben artistas y creadores, gestores y administradores culturales, esta reforma que ya puso a ejecutar el Gobierno? ¿Qué opinan de su forma, su contenido y su posible impacto? o ¿Están el gobierno y su política naranja suficientemente conectados con los deseos y las frustraciones de quienes hacen o viven en la cultura?
Situación que tiene a algunos literatos inconformes, pues consideran que la mercantilización de algo tan abstracto como lo es la cultura, generará que ésta abandone sus objetivos humanísticos para adoptar propósitos comerciales y económicos.
No se puede dejar de lado que gran parte de las políticas adoptadas por el gobierno para la puesta en marcha del sector naranja, se centran únicamente en la economía, dejando de lado o sintiéndose con menos fuerza en las dimensiones sociales y culturales de las industrias creativas, por lo que los artistas consideran pertinente impulsar los espacios de producción creativa sin interés comercial.
Así las cosas, resultaría interesante que en la agenda de David Melo, como agente promotor de la implementación y fortalecimiento del sector creativo, desarrolle políticas que integren un enfoque de desarrollo humano, pues no se puede dejar de lado que de manera inveterada, la cultura ha sido un elemento integrador de las humanidades.
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Por una parte, un sector particular esta interesado en sacarle el jugo a la economía naranja a través de los diferentes incentivos y beneficios tributarios, no obstante, algunos literatos consideran que la mercantilización de la cultura es una destructiva banalización.
13 de diciembre de 2019 (Tax Solutions)-. La reciente ley de financiamiento expedida en diciembre de 2018, ley 1943, estableció los requisitos mínimos para acceder a los beneficios tributarios de pertenecer al sector de economía naranja. Para esto, lo más importante es cumplir con la generación de mínimo 3 empleos, hacer una inversión de al menos $ 150 millones de pesos, tener su domicilio principal en Colombia y tener por objeto social, exclusivo, el desarrollo de industrias de valor agregado tecnológico y/o actividades creativas.
Requisitos mínimos que incentivarán la creación de empresas naranjas, por ello, es oportuno cuestionar la concentración de las industrias creativas en unas pocas ciudades del país, como Bogotá, Medellín y Cali. Y es que, de acuerdo a las estadísticas, entre el 2010 y 2016, la participación promedio del campo cultural de la capital frente al campo cultural de otras zonas del país fue del 55,6%.
El gobierno, entonces, debe preocuparse por hacer que la economía naranja se expanda a nivel regional y local, que llegue hasta las zonas rurales, que sus beneficios se muevan hasta el último rincón del país, pues esto hace parte de la eliminación de la brecha social.
Al momento, el Gobierno de Iván Duque ya puso en marcha un plan para coordinar dicho sector, el cual quedó a manos de David Melo, el nuevo viceministro de creatividad y economía naranja. Melo, dentro de sus funciones principales tendrá el objetivo de socializar y dinamizar la industria naranja, todo coordinado y direccionado por el Ministerio de Cultura.
Ahora bien, en el plan de expansión y proliferación de empresas naranjas, el gobierno dejó de lado la opinión del sector cultural, el cual quedó con bastantes interrogantes, analicemos algunas de ellas: ¿Dónde está el diálogo con el sector cultural? ¿Cómo perciben artistas y creadores, gestores y administradores culturales, esta reforma que ya puso a ejecutar el Gobierno? ¿Qué opinan de su forma, su contenido y su posible impacto? o ¿Están el gobierno y su política naranja suficientemente conectados con los deseos y las frustraciones de quienes hacen o viven en la cultura?
Situación que tiene a algunos literatos inconformes, pues consideran que la mercantilización de algo tan abstracto como lo es la cultura, generará que ésta abandone sus objetivos humanísticos para adoptar propósitos comerciales y económicos.
No se puede dejar de lado que gran parte de las políticas adoptadas por el gobierno para la puesta en marcha del sector naranja, se centran únicamente en la economía, dejando de lado o sintiéndose con menos fuerza en las dimensiones sociales y culturales de las industrias creativas, por lo que los artistas consideran pertinente impulsar los espacios de producción creativa sin interés comercial.
Así las cosas, resultaría interesante que en la agenda de David Melo, como agente promotor de la implementación y fortalecimiento del sector creativo, desarrolle políticas que integren un enfoque de desarrollo humano, pues no se puede dejar de lado que de manera inveterada, la cultura ha sido un elemento integrador de las humanidades.
Publicado en el Business Mail, disponible aquí
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