EE.UU. y varios países europeos acusan al gigante asiático de haber creado el coronavirus. Incrementar los aranceles está entre las amenazas.
Bogotá, 05 de mayo de 2020 (Portafolio).- Aunque la llegada de la pandemia del coronavirus dejó en el olvido la guerra comercial entre Estados Unidos y China, Donald Trump parece dispuesto a darle un nuevo impulso a esta tensión entre las dos principales potencias económicas del mundo.
El Gobierno de EE. UU. afirmó la semana pasada que tenía pruebas sobre que el coronavirus nació en un laboratorio de Wuhan, pero esos señalamientos se incrementaron este domingo cuando varios miembros del Gobierno confirmaron esas pruebas y amenazaron con incrementar los aranceles contra China.
Esto provocó la respuesta de China, que a través de su televisión pública aseguró que “los políticos estadounidenses tratan de echar la culpa a otros, de amañar las elecciones y de recriminar a China mientras sus propios esfuerzos contra la epidemia son un desastre”.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también volvió a desmentir las críticas de Estados Unidos. “De toda la evidencia que hemos visto de todas las secuencias genéticas que están disponibles, y creo que hay más de 15.000, este virus tiene un origen natural”, apuntó, contradiciendo la versión de que el coronavirus fue creado.
Cabe recordar que aunque alcanzaron un acuerdo en enero, la guerra comercial sigue vigente. De hecho, además de seguir imponiendo aranceles a productos por más de US$200.000 millones, el pacto contempla que la nación asiática debe comprar unos US$77.000 millones de artículos de Estados Unidos. El gobierno de Trump también afirmó que incumplir estos compromisos tendría “consecuencias”.
No obstante, en esta ocasión hay una nueva arista en la tensión contra China, y es que varios gobiernos europeos, como Francia, Reino Unido y Alemania, y otros como Australia, también han criticado la opacidad de China respecto a la covid-19.
“El nuevo foco de la tensión es la denuncia de que el virus se habría creado en un laboratorio, lo cual tiene la antesala de un artículo de Washington Post que apuntaba al mal manejo de China. Sin embargo, la entrada en juego de varios países europeos de alguna forma legitima los reclamos de Trump y le dan más credibilidad más allá de desviar la atención de su mal manejo de la crisis. Esto, para China es un golpe reputacional muy grande”, explica Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario.
Gabriel Jiménez, profesor de la facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, por su parte apunta a estas amenazas como herramienta de distracción. “Detrás de esta nueva tensión está la pretensión de Trump de mejorar su popularidad, culpar a China de la dimensión del virus para tratar de tapar una gestión no tan buena”.
Y, además, alerta de que “se ha puesto sobre la mesa los aranceles y reiniciar la guerra, cuyas consecuencias pueden ser nefastas, sobre todo por la recesión actual del mundo y EE. UU.”.
No hay que olvidar que esta no sería la primera vez en que se imponen aranceles en una recesión. De hecho, en 1930, el presidente Herbert Hoover impuso las tarifas ‘Smoot-Hawley’, que acabaron por profundizar la Gran Depresión e hicieron que el mandatario fuera considerado uno de los peores presidentes por su mal manejo económico.
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Trump reactiva la tensión comercial contra China
EE.UU. y varios países europeos acusan al gigante asiático de haber creado el coronavirus. Incrementar los aranceles está entre las amenazas.
Bogotá, 05 de mayo de 2020 (Portafolio).- Aunque la llegada de la pandemia del coronavirus dejó en el olvido la guerra comercial entre Estados Unidos y China, Donald Trump parece dispuesto a darle un nuevo impulso a esta tensión entre las dos principales potencias económicas del mundo.
El Gobierno de EE. UU. afirmó la semana pasada que tenía pruebas sobre que el coronavirus nació en un laboratorio de Wuhan, pero esos señalamientos se incrementaron este domingo cuando varios miembros del Gobierno confirmaron esas pruebas y amenazaron con incrementar los aranceles contra China.
Esto provocó la respuesta de China, que a través de su televisión pública aseguró que “los políticos estadounidenses tratan de echar la culpa a otros, de amañar las elecciones y de recriminar a China mientras sus propios esfuerzos contra la epidemia son un desastre”.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también volvió a desmentir las críticas de Estados Unidos. “De toda la evidencia que hemos visto de todas las secuencias genéticas que están disponibles, y creo que hay más de 15.000, este virus tiene un origen natural”, apuntó, contradiciendo la versión de que el coronavirus fue creado.
Cabe recordar que aunque alcanzaron un acuerdo en enero, la guerra comercial sigue vigente. De hecho, además de seguir imponiendo aranceles a productos por más de US$200.000 millones, el pacto contempla que la nación asiática debe comprar unos US$77.000 millones de artículos de Estados Unidos. El gobierno de Trump también afirmó que incumplir estos compromisos tendría “consecuencias”.
No obstante, en esta ocasión hay una nueva arista en la tensión contra China, y es que varios gobiernos europeos, como Francia, Reino Unido y Alemania, y otros como Australia, también han criticado la opacidad de China respecto a la covid-19.
“El nuevo foco de la tensión es la denuncia de que el virus se habría creado en un laboratorio, lo cual tiene la antesala de un artículo de Washington Post que apuntaba al mal manejo de China. Sin embargo, la entrada en juego de varios países europeos de alguna forma legitima los reclamos de Trump y le dan más credibilidad más allá de desviar la atención de su mal manejo de la crisis. Esto, para China es un golpe reputacional muy grande”, explica Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de relaciones internacionales de la Universidad del Rosario.
Gabriel Jiménez, profesor de la facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Javeriana, por su parte apunta a estas amenazas como herramienta de distracción. “Detrás de esta nueva tensión está la pretensión de Trump de mejorar su popularidad, culpar a China de la dimensión del virus para tratar de tapar una gestión no tan buena”.
Y, además, alerta de que “se ha puesto sobre la mesa los aranceles y reiniciar la guerra, cuyas consecuencias pueden ser nefastas, sobre todo por la recesión actual del mundo y EE. UU.”.
No hay que olvidar que esta no sería la primera vez en que se imponen aranceles en una recesión. De hecho, en 1930, el presidente Herbert Hoover impuso las tarifas ‘Smoot-Hawley’, que acabaron por profundizar la Gran Depresión e hicieron que el mandatario fuera considerado uno de los peores presidentes por su mal manejo económico.
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