editorial          


Caminos paralelos

María Claudia Lacouture P.

Directora ejecutiva, Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia)

[email protected] @mclacouture


Con gran intensidad se viene dando en las últimas semanas el debate sobre la seguridad y transición energética en Colombia a partir de la propuesta del presidente Gustavo Petro de suspender la puesta en marcha de nuevos procesos de exploración petrolera y de gas con el fin de llevar al país a un proceso para eliminar la dependencia de los combustibles fósiles, mayores responsables de los gases de efecto invernadero.

Para nadie es un secreto que el futuro de la humanidad está, ciertamente, en las energías limpias, el mundo está en ese tránsito y Colombia sigue los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) trazados por las Naciones Unidas para completar esa transición. No obstante, no es un asunto que se resuelve de la noche a la mañana, será un recorrido lento y mientras consolidamos este proceso hay que garantizar que en el mediano y largo plazo los colombianos contemos con el suministro de energía necesario para las actividades cotidianas, ya sea en las cocinas de pequeños hogares rurales o en las grandes industrias.

Aparte de algunos discursos de campaña y frases sueltas en las referencias de los funcionarios de Gobierno, no hay información que nos permita deducir alguna estrategia concreta, aunque el simple anuncio sí lesionó el valor de Ecopetrol en el mercado bursátil. La incertidumbre energética se mantiene y por eso es importante seguir adelante con planes de exploración pues es preferible seguir en esa búsqueda a cerrar completamente las puertas a la autosuficiencia energética o anunciar desde ya la dependencia de un tercero con las consecuencias en precio que se han anticipado si tuviéramos que importar gas.

Lo que sí hay que fortalecer son las acciones para tener energía limpia aprovechando la ubicación estratégica del país y sus excelentes condiciones para explorar la energía eólica, hidroeléctrica y solar. Ecopetrol ha sido líder en este ejercicio con la puesta en marcha de los parques solares Castilla y San Fernando en el Meta, los cuales permiten abastecer la energía necesaria para sus operaciones en esa región del país. Según los cálculos de la empresa, la capacidad de esos dos campos permitiría suplir las necesidades de una ciudad de unos 130 mil habitantes.

Estos ejercicios hay que multiplicarlos en el país, incentivar que en hogares e industrias se tenga generación solar y se aprovechen mejor los recursos naturales. El beneficio será no solo en productividad y competitividad sino también en el aporte al medioambiente en beneficio de todos.

Otras industrias exploran esas posibilidades. Bavaria anunció hace unos días que comenzó este proceso de transición y espera que en 2024 toda su producción cervecera sea hecha con energía solar, sin duda un ejemplo que poco a poco seguirán otras empresas y que permitirá que Colombia sea potencia en energía limpia haciendo de este un importante diferencial en materia de atracción de inversión extranjera.

El sector privado es consciente de la necesidad del cambio y está invirtiendo en ello con entusiasmo, sin embargo, mientras se logran las capacidades necesarias para el autoabastecimiento debemos seguir contando con el gas, el petróleo y el carbón que por fortuna poseemos. Entre unos y otros nos da la tranquilidad de un combustible económico y por otro lado importantes ingresos fiscales que no hay cómo reemplazar en el corto y mediano plazo. En tanto también consolidar una industria distinta a la minero-energética con la productividad y la competitividad suficientes para suplir el mercado interno y aumentar las exportaciones.

Agosto 2022