

Por Ana Dolores Román, CEO de Pfizer para Colombia y Venezuela
Si en algo se han caracterizado las empresas norteamericanas y colombianas es precisamente en estar siempre reinventándose para obtener y desarrollar los mejores procesos y tecnologías para la fabricación, producción y comercialización de los productos y servicios que el mundo necesita.
Uno de los sectores que ha trabajado históricamente en reinventar sus cadenas de valor y suministro ha sido el de la industria farmacéutica. Esto le ha permitido convertirse en un motor para el desarrollo económico y social de los países, así como un sector comprometido en promover e invertir en I&D, y en proteger y mejorar la vida de millones de personas.
De acuerdo con una investigación desarrollada por la Universidad de Columbia y la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas de EE. UU., las tres cuartas partes del aumento en la esperanza de vida promedio en el mundo, que hoy es de 72 años, ha sido gracias a los avances tecnológicos y aportes en el desarrollo de medicamentos por parte de la industria biomédica. Adicionalmente, según la revista The Lancet, entre 2000 y 2019 las farmacéuticas han brindado, a través de las vacunas, las soluciones médicas para salvar más 37 millones de vidas, y se espera que para 2030 sean 69 millones.
Como todos sabemos, la pandemia revolucionó nuestra forma de vivir, interactuar, pensar y trabajar. En el caso de la industria, la crisis sanitaria nos retó y nos invitó una vez más a evolucionar y a transformar nuestros procesos de investigación y producción para atender de forma oportuna el llamado a la acción que nos exigió la humanidad.
Es así como en Pfizer, nuestro proceso de reinvención estuvo atado a la implementación de estrategias innovadoras en las áreas de investigación, ensayos clínicos, fabricación y distribución. Esto nos permitió en nueve meses coordinar de forma paralela y no secuencial, como tradicionalmente se hacía, todas las acciones y engranajes que hicieron parte del desarrollo de la vacuna contra covid-19 que, actualmente, está aportando a reducir el impacto del virus, así como a reactivar las economías, y a recuperar la normalidad de nuestras actividades cotidianas y los momentos especiales con nuestras familias.
Asimismo, las decisiones que tomamos para reinventarnos estuvieron atadas a pensar diferente, “fuera de la caja”, y a modificar nuestro proceso tradicional de desarrollo científico, para lo cual invitamos a los más de 79.000 empleados que estaban en Pfizer Global, a trabajar en equipo y a sumar capacidades para honrar el principio que hace años nos propusimos: generar las innovaciones que cambien la vida de los pacientes.
Por supuesto, esta transformación implicó asumir grandes riesgos, pero decidimos afrontarlos porque como miembros de la industria farmacéutica sabíamos que nuestra vocación era y es de servicio a la comunidad y a los pacientes, a través de la ciencia.
Ahora bien, en este proceso de retar el statu quo, las estrategias de avanzada que implementamos estuvieron siempre ligadas a altos estándares de calidad y seguridad, que garantizaron la eficacia y eficiencia de esta vacuna y de su tecnología ARNm, la cual está revolucionando la forma de tratar nuevas enfermedades.
Por otra parte, este proceso de reinvención nos motivó a entrar en una nueva era en la que, para atender los retos del Siglo XXI, transformamos nuestro ADN corporativo y redirigimos nuestros objetivos hacia una visión que reconoce que el próximo salto evolutivo de la humanidad será poner en el centro de la discusión la cooperación multisectorial.
Esta última es una solución plausible que permite a la industria seguir creando las alternativas médicas con las que se afrontarán los problemas de salud pública del futuro. Así que, por esto y más, en Pfizer seguimos comprometidos en trabajar en equipo con todas las entidades que conforman los sistemas de salud para que, proporcionando los medicamentos y tratamientos médicos que requieren los pacientes, salvemos más vidas.
No olvidemos que la pandemia nos demostró que la unión, más que la competencia entre los actores del sistema de salud, es el principal camino que tenemos para alcanzar cualquier objetivo que como sociedad nos propongamos. Por eso, quiero terminar invitándolos a que continuemos reinventándonos y a que sigamos promulgando la cooperación como una estrategia para canalizar acciones conjuntas e innovadoras, que puedan traducirse en un bienestar colectivo para la salud de más colombianos y norteamericanos.
Si bien la situación desatada por cuenta de la pandemia del covid-19 puso en jaque el mundo, permitió conocer el potencial de desarrollo de la industria farmacéutica y, para este caso, de Pfizer, empresa desarrolladora de una de las vacunas que, mundialmente, está ayudando a mitigar el impacto del virus, y a reconocer la fuerza de la sociedad cuando se une por un mismo propósito.
Noviembre 2021