Edición 176 - Servicios Legales y Consultoría 2022          


Deconstructivismo Jurídico: Visión arquitectónica para la práctica legal en tiempos complejos

Por César Barrero Berardinelli, socio líder de KPMG Law Colombia


La arquitectura deconstructivista, impulsada entre otros factores por la aparición de nuevos materiales de construcción, supuso el abandono de la linealidad, de la rigidez geométrica de los postulados euclidianos y condujo a un nuevo lenguaje de diseño que ha legado a la humanidad obras tan inconfundibles, sugestivas y evocativas del de caos controlado como ciertos edificios de Zaha Hadid, Daniel Liebeskind y Frank Gehry, entre algunos exponentes del estilo. El deconstructivismo refleja, como observara un antiguo enciclopedista del vino al describir el crecimiento y florecimiento de las viñas en Italia, el manejo de un “armonioso desorden”.

La apariencia inusual y nada ortodoxa de los edificios deconstructivistas lleva al observador a pensar que han sido deformados, que han perdido sus estructuras originales, como si hubiesen sido afectados y nuevamente moldeados por sobrecogedoras fuerzas ciclónicas, hídricas o sísmicas. Esconden, sin embargo, las formas deconstructivistas (al igual que las viñas en Italia), asombrosa técnica, inmejorable cálculo y diseño de precisión, pues esta arquitectura corresponde en realidad al más racional y cuidadoso ejercicio de ordenación de lo complejo, de manejo y control de lo esencialmente caótico.

En el ámbito de los negocios nacionales e internacionales, de los contratos que los disciplinan, de la prestación de los servicios legales y de la asesoría y consultoría en todos los campos, los tiempos que corren han estado marcados por situaciones de incertidumbre provocada por el caos y descontrol generados por una aguda pandemia de alcance global (digna de ser olvidada) y una guerra de agresión localizada, pero con repercusión global (digna de ser condenada). Múltiples afectaciones de repentina y explicable aparición se han añadido a este desafiante binomio. Causales o consecuenciales que lo fueren, entre estas cabe mencionar el caos en el transporte marítimo, la congestión portuaria en principales mercados de producción y consumo, la insuficiencia de conductores transportistas en los principales mercados mundiales, el encarecimiento repentino e inusitado de precios de combustibles, la carencia y alza de precios de materias primas esenciales, de productos electrónicos indispensables para la producción de bienes industriales, así como tantas otras disrupciones, que aunque resulten difíciles de creer, constituyen la realidad de momento y requieren herramientas de previsión, administración, mitigación y control. Se trata de una suerte de actualidad líquida, velozmente cambiante y por lo mismo, marcada por la incertidumbre, tal como describiría la modernidad algún connotado sociólogo (Zygmunt Bauman).

Este estado de cosas impone a los abogados el abandono de posturas anacrónicas, rígidas, inflexibles, angulares, rectilíneas, estáticas, y sugiere en cambio la necesidad de aplicar una dosis de deconstructivismo – jurídico si se quiere-, que permita desarrollar una nueva visión legal, ajustar la perspectiva y reenfocar las lentes con las que se aborda la identificación de los problemas y el tratamiento de las cuestiones jurídicas sometidas a examen. Se trata pues de forjar, a través del prisma deconstructivista, y mediante la utilización de nuevas herramientas informáticas, algoritmos y otras soluciones digitales, una nueva mentalidad en el ejercicio de la función legal que, apalancada en herramientas de tecnología legal (legaltech), metodologías y servicios de transformación de las operaciones legales (LOTS) y diseño legal (legal design), mejoren y refuercen los niveles de servicio y la oportunidad y adecuación de las soluciones jurídicas. Serán así las principales concreciones de la nueva mentalidad legal deconstructivista la asunción y apropiación de capacidades jurídicas verdaderamente digitales que permitirán las necesarias e inaplazables transformaciones del derecho, de la justicia, de la administración pública, que lleven a la estructuración de contratos de largo plazo y/o de ejecución sucesiva resilientes, autoadaptables, dúctiles, anticipatorios sobre lo razonablemente previsible, rescatistas y enaltecedores de la buena fe contractual ante lo imprevisible. Todo ello, con miras a generar capacidades de reacción inmediata, de dinamismo jurídico permanente pero racional, en indispensable alineación con los objetivos estratégicos de clientes internos, externos, actores interesados y de la sociedad en general.

Curiosamente, será el enfoque jurídico deconstructivista el mayor insumo en la construcción de las soluciones legales que los tiempos actuales y venideros demandan.

KPMG señala que, debido a los recientes cambios y diferencias secuenciales que se han dado en los últimos tiempos por cuenta de innumerables hechos, también las leyes deben adaptarse al mundo moderno para dar soluciones asertivas, en pro del mejoramiento generalizado.

Junio 2022