Edición 159-2020/ Comercio Exterior          


Innovación a la medida

Por Tecnofactory


La capacidad que desarrolla cada compañía para diferenciarse en su nicho de mercado es lo que permite a las organizaciones trascender y ser exitosas.

Esa necesidad de ser más eficiente aprovechando al máximo cada recurso, se convierte en una carrera frenética por incorporar al negocio un sinfín de herramientas tecnológicas. Infortunadamente esto suele confundirse con transformación digital, cuyo impacto solo es evidenciado en las áreas de tecnología, donde el trabajo aumenta por la cantidad de nuevas herramientas para administrar. Y al cabo de poco tiempo estas no agregan ningún valor real, pero por haber sido inversiones de alto costo, permanecen implementadas sin importar el impacto negativo que causen en los procesos afectados y que incremente la frustración de los interesados.

La innovación surge como herramienta valiosa para que las organizaciones puedan reinventarse, regenerarse y mantenerse. Un esquema funcional de innovación debe partir del interés de escalar fortalezas para que apalanquen aquellas situaciones evidenciadas como debilidades. Es decir, procurar imitar al interior de la compañía aquellas cosas que funcionan bien en un área o proceso, replicándolo en otras que no estén entregando los resultados esperados.

Una vez todas las áreas alcanzan un estado uniforme de madurez, es cuando debe aparecer la vinculación de procesos tecnológicos que aseguren una mejora concreta en los resultados de la organización.

Esta innovación solo será constante y cíclica si se cuenta con un proceso real de empoderamiento, sensibilización e implementación de ideas por todos los agentes involucrados. Resultan valiosas las experiencias logradas en aquellas organizaciones que le dan la oportunidad a sus clientes internos y externos de imaginar maneras de mejorar el servicio o bien que estos producen o consumen.

Es solo en este punto cuando el software se convierte en la siguiente herramienta a utilizar.

Ahora el análisis debe centrarse en identificar la existencia de un software que ayude a mejorar los procesos y si este puede adaptarse a la velocidad o al ritmo que el negocio exige. De no ser así, surge la opción de construir una herramienta dinámica, escalable y totalmente adaptable a los cambios del mercado. Las siguientes preguntas nos ayudarán a identificar la necesidad de un software a la medida:

¿Existen muchas actividades repetitivas? Si hay actividades cíclicas y con criterios muy precisos para la toma de decisiones, una rutina de software podría encargarse de esta actividad.

¿Necesita ahorrar en mano de obra? Si los procesos demandan gran esfuerzo operativo, seguramente estos pueden hacerse más eficientes mediante la integración de herramientas relacionadas con inteligencia artificial, analítica o robótica.

¿Requiere reducir tiempos? Si el tiempo para entregar resultados en los procesos es muy extenso, posiblemente no se están realizando las mediciones correspondientes ni identificando cuellos de botella. La integración de herramientas de monitoreo y de análisis de cargas de trabajo puede ayudar.

¿Se requiere disminuir errores? Si en cada salida de procesos se presentan errores o los productos o servicios son rechazados continuamente, es necesario incorporar herramientas que permitan identificar en qué etapa del proceso se genera el error, garantizando su corrección y prevención.

¿Ningún software hace todo lo que necesita? Si debido a la particularidad de su negocio no existe un software que permita agregar valor a su organización, será preciso iniciar la construcción de su propio software.

Al optimizar procesos, reducir margen de error y tasas de repetitividad, reducirá costos de operación mediante la toma de decisiones basada en datos reales, generando innovación en cada actividad y promoviendo esta habilidad en todos los colaboradores.

Estos son algunos de los beneficios que se pueden obtener al implementar herramientas de software a la medida, lo cual sí representa transformaciones reales en las organizaciones. Esto, aunado a la implementación de herramientas colaborativas, ubica a las compañías en los niveles más altos de madurez y competencia digital.