editorial          


Una buena Ley de Turismo

María Claudia Lacouture P.

Directora ejecutiva, Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia)

[email protected] @mclacouture


El Congreso de la República tramita por estos días la propuesta para una nueva Ley de Turismo que presentó a consideración el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, una iniciativa que toda la industria estaba esperando desde antes de la pandemia, pero que con los dramáticos efectos del covid-19 en la economía adquirió mayor importancia.

El nuevo proyecto de ley, con mensaje de urgencia, llega como soporte para la reactivación pospandemia, para darle apoyo y sustento a miles de empresas que han padecido la paralización del sector y a los millones de trabajadores que perdieron sus trabajos y además debieron confinarse.

Sin embargo, el borrador oficial propuesto debe incorporar una política de largo plazo y, aunque si bien es cierto que su articulado deja conceptos generales para aterrizar con el tiempo, desaprovecha el momento para generar una coordinación vinculante entre los actores del desarrollo sostenible, como lo son los ministerios de Comercio, Industria y Turismo; Cultura; Ambiente; Vivienda; Salud; Defensa; Trabajo y el de la Ciencia, y demás entidades que puedan tener alguna conexión, lo cual daría al sector la prioridad que merece ante la ausencia de un Ministerio de Turismo.

Hay que incorporar el turismo en los planes de ordenamiento territorial; que se definan acciones más eficaces para el seguimiento y garantizar con sanciones que las autoridades locales cumplan con los controles; que se tengan instrumentos para que las empresas puedan transformarse tecnológicamente; que haya una ley que obligue al Ministerio de la Ciencia, a iNNpulsa y a todas las entidades de innovación que se involucren en las políticas; una transformación del Fontur para ser un verdadero fondo de desarrollo para el turismo; crear, de forma permanente, la línea de crédito para el turismo a través de Bancoldex con garantías del FNG; que se logre determinar dónde, cómo, cuándo y qué tipo de turismo se puede hacer en cada región; y establecer un proceso que mantengan las decisiones a largo plazo para incentivar la inversión.

Es importante mencionar que el proyecto de ley le da la dimensión que merecen a la calidad, la sostenibilidad y la formalidad e incorpora bondades tributarias oportunas, como la reducción del 19% al 5% a los impuestos de los tiquetes aéreos, la suspensión del IVA hasta diciembre de 2021 a los paquetes turísticos que venden las agencias de viajes, la suspensión a la sobretasa de la energía hasta la misma fecha y la ampliación por dos años de los beneficios para nuevos proyectos y remodelaciones.

Son varias disposiciones que alivian y dan oxígeno a la industria nacional que, en general, han respaldado la iniciativa del Gobierno, en particular la de proponer una cancha de juego equilibrada entre proveedores físicos y virtuales, institucionalizando el tener y exigir el Registro Nacional de Turismo. También refuerza las sanciones a los prestadores de servicios en todos sus niveles.

Entre las novedades llama la atención la norma de que sólo podrán hacerse declaratorias de atractivos turísticos en los territorios de minorías étnicas previo consentimiento de las respectivas comunidades que tradicionalmente los habitan. Es una oportunidad para integrarlos, formarlos y acogerlos en el sistema nacional.

También es destacable el compromiso del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo para elaborar el inventario turístico del país que contribuya a delimitar e identificar los atractivos y que servirá de base para la planificación y el ordenamiento territorial de la actividad, la orientación de la oferta de programas de competitividad, la promoción turística y la determinación de las condiciones de uso de las zonas declaradas como atractivo turístico.

Y con el fin de promover el cumplimiento de las capacidades de carga o límites establecidos para la protección de los atractivos turísticos, el proyecto propone autorizar a los concejos municipales para que establezcan un punto de control turístico, cuyos recursos se destinen a mejorar, adecuar, mantener, conservar o salvaguardar los atractivos del municipio.

Confío en que la visión del Legislativo fortalezca el proyecto de ley, con las medidas correctas para el corto plazo y enfrentar la emergencia, pero debe ser también la plataforma para una visión de largo plazo para que el turismo sea sostenible y un verdadero motor de desarrollo para el país y sus regiones.