Por López & Asociados S.A.S.
En un mundo globalizado, es claro que las necesidades de las personas varían de manera acelerada y por lo tanto resulta necesario atenderlas de manera inmediata, con el fin de evitar traumatismos en el desarrollo del día a día. De manera específica, en el mes de marzo de 2020, no solo el país sino el mundo entero tuvo que enfrentar una situación sin precedente alguno: pandemia por covid-19. A partir de ello, se generó la obligación ineludible de variar las dinámicas en todos los sectores económicos sin contar con bases sólidas a nivel jurídico que permitieran enfrentar dicha situación, en especial en el mundo del trabajo.
Por lo anterior, fue necesario implantar con premura nuevas formas de trabajo ante vacíos normativos, porque si bien ya se contaba con legislación relativa al teletrabajo a partir de la Ley 1221 de 2008, la misma no es considerada una forma flexible y de fácil implementación que permitiera enfrentar una circunstancia atípica y extraordinaria, como consecuencia de una pandemia que generaba la obligatoriedad de un distanciamiento social y de laborar desde la casa.
En ese orden de ideas, la pandemia por covid-19 generó nuevas realidades y de manera específica, desde el mundo laboral y las áreas de Talento Humano de Empresas de diversos sectores económicos, fue necesario establecer como prioridad la implementación de nuevas formas de trabajo no estipuladas en el ordenamiento jurídico laboral. Así el trabajo en casa surgió como respuesta a las necesidades del momento para evitar los traumatismos derivados de una situación sin precedentes como lo fue la pandemia, permitiendo así que las Empresas pudieran continuar con sus operaciones con garantías reales no solo para las Compañías sino para los trabajadores.
Actualmente, tras más de dos años de pandemia por covid-19, es claro que se han flexibilizado todas las medidas que se adoptaron en pro de la salud y el bienestar de las personas, como lo son el distanciamiento social, control de aforo, así como uso de tapabocas. No obstante, es claro que para las Empresas y sus colaboradores fue necesario adaptarse a trabajar en casa, siendo una modalidad flexible que generó múltiples beneficios tanto para los trabajadores como para las Empresas como: aumento de nivel de productividad, aumento del nivel de satisfacción de los trabajadores frente a las Empresas como consecuencia de la conciliación entre el espacio familiar y el laboral, el hecho de no tener que prever tiempo para movilizarse hacia las oficinas, así como disminución de costos operativos por arriendos de oficinas.
Por lo anterior, es claro que han cambiado las dinámicas de trabajo y en consecuencia las prioridades han cambiado en el sector del trabajo, debido a que laborar en casa dejó de verse como una medida para mitigar un virus como el covid-19 y pasó a ser una dinámica que produce mayor bienestar a los colaboradores y a su vez, genera bondades a las Empresas. Lo anterior, por cuanto el personal no solo se siente atraído al percibir que cuenta con la posibilidad de trabajar desde su casa, sino que aumenta el sentido de pertenencia frente a la Empresa en la cual labora.
Así las cosas, trabajar en casa se convirtió en un ítem ineludible de los planes de beneficios de las Empresas para así retener el personal y no tener que sufrir las nefastas consecuencias de la alta rotación de personal y tener que reconstruir sus curvas de aprendizaje, generando así que las políticas basadas en temas económicos pasen a un segundo plano, siendo más atractivo un beneficio que genere tal bienestar como lo hace trabajar en casa.
Los cambios suscitados por cuenta de la pandemia del covid-19 generó un sinnúmero de cambios en los ámbitos laborales, una situación que llegó para quedarse. Actualmente, las empresas que ofrecen mayores flexibilidades laborales son las preferidas no solo por comodidad sino por un beneficio que permea muchos escenarios tanto corporativos como personales. López & Asociados S.A.S. aborda estas condiciones.
Julio 2022