Edición 166 - Tecnología & Telecomunicaciones 2021          


Big data, inteligencia artificial y administración pública

Por Augusto Hernández Vidal, socio ELH


La innovación en nuestro tiempo la lidera la motivación baladí de poner los avances tecnológicos al servicio del comercio electrónico. El aprovechamiento del análisis del big data y de la inteligencia artificial se concentran en los usos de la mercadotecnia. Sin embargo, el gran potencial de estos recientes desarrollos científicos está en sus usos altruistas.

Por ejemplo, en el campo de la medicina. Reunir y computar datos sobre el comportamiento del cuerpo humano después de la realización de cirugías tiene el gran potencial de instruir a los algoritmos especializados en la predicción de las complicaciones que puede tener un paciente tras una intervención médica específica, ayudándole a los médicos a tomar decisiones más objetivas en cuanto a medicamentos, terapias, etcétera. Incluso le puede ayudar a un paciente a encontrar un diagnóstico más acertado que el que podría hacer el médico más experimentado.

Actualmente los datos están al servicio de una filosofía de acumulación solamente porque las compañías informáticas fueron las primeras en pensar en los usos prácticos de los datos, naturalmente, para sus propios fines económicos. Ya que conocemos que los datos sí son útiles, la cuestión que surge ahora es con qué fines podemos usarlos más allá de la explotación económica. El gran potencial de la inteligencia artificial y el big data no está en los usos comerciales que se le dan, sino en los usos filantrópicos que se les puede dar en medicina, medio ambiente, economía social, justicia y ciencia política.

El principal reto para utilizar los datos con fines altruistas es que no existen tales datos o están almacenados en bases muy dispersas que no están en función de su análisis. Una estrategia general consiste en ubicar datos que puedan ser útiles, agregarlos en una sola base de datos e invertir en innovación para encontrar cómo esos datos pueden ponerse al servicio de ideales democráticos y constitucionales en cada una de las entidades del Estado de acuerdo con sus competencias. En este punto la administración pública juega un papel fundamental porque sus sistemas de información generan una gran cantidad de datos gracias a los avances en gobierno electrónico, y que una vez agregados, los usos que le puede dar la inteligencia artificial son aún desconocidos, pero con gran potencial. ¿Cómo coordinar a todas las entidades del Estado a nivel nacional y territorial para compilar sus datos? Y una vez estén compilados, ¿bajo qué parámetros diseñar servicios de inteligencia artificial que brinden la utilidad altruista deseada?

En ese gran reto el Estado debe superar la animadversión a la innovación en el sentido que debe aceptar que las inversiones no siempre generan los resultados deseados. Nuestro sistema de contratación y los controles fiscales, disciplinarios y administrativos están orientados a la funcionalidad de los instrumentos contratados, mientras que los mecanismos de la innovación aceptan el fracaso como el camino al éxito porque su metodología es la experimentación, el aprendizaje del error.

Aunque hoy es muy difícil divisar los impactos que puede tener la utilización de la inteligencia artificial en la cultura de las administraciones públicas, es apenas obvio que si las decisiones políticas pueden estar soportadas por la computación, la política se va a revolucionar. Los asesores estratégicos de los cuerpos políticos y técnicos no serán ya personas, sino sistemas inteligentes que recopilan y analizan datos de manera constante para presentar alternativas decisionales.

Actualmente las decisiones de tipo político, judicial y normativo se toman por la intuición humana de que los impactos de esas decisiones serán positivos, pero la evidencia de esos efectos se limita a la capacidad computacional del cerebro humano, que es lenta y susceptible a errores en contraste con las computadoras. ¿Prefiere usted confiarle el destino de la sociedad a un sistema político democrático o a un sistema de computación orientado por inteligencia artificial? Tal vez la mejor fórmula consiste en una alianza entre el sentido común de la especie humana y el análisis de datos.

Estudio Legal Hernández ofrece una mirada revolucionaria sobre los cambios que supondría en la Administración Pública de los países, la adecuación de la tecnología en la toma de decisiones simples y de mayor complejidad. Combinar el altruismo en pro de un desarrollo económico y social general es un gran reto.

Junio 2021