editorial          


Iniciativas empresariales generarán empleo para los jóvenes

María Claudia Lacouture P.

Directora ejecutiva, Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia)

[email protected] @mclacouture


En los últimos dos años se han incorporado dos nuevas y determinantes situaciones que han afectado de manera importante la estabilidad social y económica de Colombia: una creciente expresión popular en las calles por mejoras en la calidad de la educación y oportunidades de trabajo, en medio de la cual llegó la pandemia del covid-19, que obligó al mundo a replegarse, destruyendo decenas de miles de empleos, reduciendo la dinámica productiva y comercial y empeorando la situación de millones de familias colombianas.

Antes de esa coyuntura, las empresas en general han desarrollado programas de responsabilidad social, de compromiso con la comunidad, desarrollo humano e integración, buenas prácticas ambientales y de gobierno corporativo, han incorporado elementos complementarios a su papel como impulsores de la economía, como generadoras de bienestar y de mejor calidad de vida de los ciudadanos.

Las iniciativas empresariales dirigidas a las comunidades han sido, por lo general, a través de programas locales de alcance marginal, que frente a la coyuntura nacional ha obligado a repensar la posibilidad de construir alianzas con mayor impacto y que permita visibilizar esfuerzos adicionales que vayan más allá de su ámbito de influencia y de la filantropía ocasional.

Teniendo en cuenta lo anterior, varias empresas se han articulado para promover proyectos que contribuyan a construir confianza, a sumar esfuerzos, conscientes de que un eventual deterioro de la situación puede desencadenar circunstancias más complejas y de difícil reversión.

Un ejemplo es la “Alianza empresarial por el empleo de mujeres y jóvenes”, de la que forman parte Grupo Argos, Proantioquia y Comfama, y otras 25 empresas y entidades, con oportunidades laborales en la llamada Cuarta Revolución Industrial, servicios, agroindustria e infraestructura. Esta labor comprende mentorías, formación, créditos para manutención y conexión laboral para 6.000 mujeres y jóvenes, con el reto de vincular a la actividad productiva al menos 2.000 de ellos. La inversión prevista es de 16.000 millones de pesos. Este proyecto valdría la pena replicarlo en zonas vulnerables, aquejadas por el desempleo, la informalidad, la inseguridad, el narcotráfico y la marginalidad.

Las protestas nacionales, independientemente de sus motivaciones, obligan a separar los eventos -al margen de los desmanes de un lado y de la respuesta del otro-, y ofrecer opciones abiertas, consistentes y sostenibles frente al empleo y la incertidumbre.

El desempleo nacional a marzo de 2021 fue de 14,2% (18,2% entre las mujeres y 23,9% en jóvenes). Bogotá es la ciudad que más impacta el desempleo, con una tasa de 18,4% (10,9% hombres y 18,8% mujeres). Hay una brecha de 7,9 puntos que afecta más a las mujeres y que debe considerarse.

Los sectores con las mayores contracciones fueron los de administración pública, educación y salud humana; actividades profesionales, científicas y técnicas; y agricultura, ganadería y caza (DANE).

¿Quiénes protestan? Un estudio de la Veeduría Distrital de Bogotá refleja que son jóvenes inconformes que participan de manera espontánea, que en su mayoría tienen formación profesional o técnica, con un número importante de menores de edad (14 a 18) y fuerte presencia de mujeres. No están adoctrinados, no responden a liderazgos específicos, aunque si están muy interesados en la política. De los 2.160 encuestados con edad para votar, el 92,6% manifestó que piensa votar en las próximas elecciones.

¿Los reclamos? La misma encuesta señala que se podrían resumir en falta de acceso en general. Acceso a oportunidades laborales (independientemente del nivel académico o experiencia), acceso a una buena educación, acceso a tener interlocutores que escuchen sus opiniones, a que se respeten sus derechos, acceso a seguridad en las calles, acceso a la salud de calidad, acceso a reformas justas. 

El sector privado será un agente de transformación positiva especialmente relevante en el momento coyuntural y está listo para aportar en este momento. La pandemia ha sido implacable, ha golpeado la salud y la economía y hoy necesitamos la unión de empresas y Gobierno para superar el momento.

Junio 2021